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Ewa Kubiak
bastante frecuencia en la literatura, los autores muy raramente intentan precisar
qué se debería entender por este término.
Modelos e investigaciones en las humanidades
Los modelos funcionan en muchas áreas de la ciencia, se volvieron tam-
bién un objeto del análisis filosófico y un elemento muy importante de la me-
todología de las investigaciones en diversos campos, tanto en las humanidades,
como en las ciencias naturales o en las ciencias exactas. No es un invento de los
últimos tiempos ni tampoco del amplio entendimiento de la época contemporá-
nea: los principios de “modelar” los podemos encontrar ya en los tiempos anti-
guos, evocando como un ejemplo la idea de los átomos propuesta por Demócri-
to o por Epicuro quienes los comparaban a la lluvia, al ventarrón o al aguacero.
Aún más sugestivos eran los modelos en las obras de Ptolomeo, de Copémico6
o de Kepler. Los modelos cosmológicos tenían importancia no solo científica,
sino que muchos de ellos, aparte de puros valores de conocimiento, llevaban
una carga simbólica. En el Renacimiento la más comprensible era la idea cén-
trica y ordenada de Copérnico, mientras que en el tiempo de Barroco el más
aceptable era el movimiento elíptico de los planetas descubierto por Kepler7.
El término “modelo” proviene de la palabra modus, modulus que se puede
traducir como medida, imagen o manera. Como escribe Wiktor Sztoff “su pri-
mera significación estaba relacionada con el arte de la construcción y casi en
todas las lenguas europeas la palabra «modelo» es usada para referirse a la mu-
estra, prototipo o una cosa semejante a otra cosa”8.
En la ciencia hay muchos tipos de modelos. Ian Barbour distingue los
“modelos experimentales”, es decir realmente posibles a construir. Normal-
mente se trata de copias (estáticas, es decir “modelos de escala”, o dinámicas,
“modelos funcionales”), que expresan las relaciones espaciales o los mecanis-
mos del funcionamiento. A los modelos experimentales pertenecen también los
“modelos analógicos”, en los cuales para reflejar un sistema, sus rasgos carac-
terísticos, se utiliza otro sistema usando un elemento activo analógico. El au-
tor menciona también los “modelos lógicos”, los “modelos matemáticos”, y los
más frecuentes “modelos teoréticos”. Estos últimos los define como una ilus-
tración del mecanismo o proceso sobre la base de analogías a unos bien cono-
6 Sztoff 1971: 9.
7 Sarduy 1987: 155-179, sobre el tema de las relaciones entre la teoría, el modelo y la reali-
dad a base del ejemplo de escogidas teorías de la física y astronomía contemporánea, véase tam-
bién: Grabińska 1993.
8 Sztoff 1971: 9.
Ewa Kubiak
bastante frecuencia en la literatura, los autores muy raramente intentan precisar
qué se debería entender por este término.
Modelos e investigaciones en las humanidades
Los modelos funcionan en muchas áreas de la ciencia, se volvieron tam-
bién un objeto del análisis filosófico y un elemento muy importante de la me-
todología de las investigaciones en diversos campos, tanto en las humanidades,
como en las ciencias naturales o en las ciencias exactas. No es un invento de los
últimos tiempos ni tampoco del amplio entendimiento de la época contemporá-
nea: los principios de “modelar” los podemos encontrar ya en los tiempos anti-
guos, evocando como un ejemplo la idea de los átomos propuesta por Demócri-
to o por Epicuro quienes los comparaban a la lluvia, al ventarrón o al aguacero.
Aún más sugestivos eran los modelos en las obras de Ptolomeo, de Copémico6
o de Kepler. Los modelos cosmológicos tenían importancia no solo científica,
sino que muchos de ellos, aparte de puros valores de conocimiento, llevaban
una carga simbólica. En el Renacimiento la más comprensible era la idea cén-
trica y ordenada de Copérnico, mientras que en el tiempo de Barroco el más
aceptable era el movimiento elíptico de los planetas descubierto por Kepler7.
El término “modelo” proviene de la palabra modus, modulus que se puede
traducir como medida, imagen o manera. Como escribe Wiktor Sztoff “su pri-
mera significación estaba relacionada con el arte de la construcción y casi en
todas las lenguas europeas la palabra «modelo» es usada para referirse a la mu-
estra, prototipo o una cosa semejante a otra cosa”8.
En la ciencia hay muchos tipos de modelos. Ian Barbour distingue los
“modelos experimentales”, es decir realmente posibles a construir. Normal-
mente se trata de copias (estáticas, es decir “modelos de escala”, o dinámicas,
“modelos funcionales”), que expresan las relaciones espaciales o los mecanis-
mos del funcionamiento. A los modelos experimentales pertenecen también los
“modelos analógicos”, en los cuales para reflejar un sistema, sus rasgos carac-
terísticos, se utiliza otro sistema usando un elemento activo analógico. El au-
tor menciona también los “modelos lógicos”, los “modelos matemáticos”, y los
más frecuentes “modelos teoréticos”. Estos últimos los define como una ilus-
tración del mecanismo o proceso sobre la base de analogías a unos bien cono-
6 Sztoff 1971: 9.
7 Sarduy 1987: 155-179, sobre el tema de las relaciones entre la teoría, el modelo y la reali-
dad a base del ejemplo de escogidas teorías de la física y astronomía contemporánea, véase tam-
bién: Grabińska 1993.
8 Sztoff 1971: 9.