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Luis Alberto Torres Garibay
De esta manera las construcciones de techumbres de madera proliferaron
por todo el territorio, lo mismo en valles que en sierras, convirtiéndose en
el sistema preferido de la primera mitad del siglo XVI, tanto francisca-
nos como agustinos aplicaron como procedimiento para techar sus edi-
ficios religiosos cubiertas de tijera, adquiriendo así, la tipicidad que aún
hoy caracteriza a Michoacán, producto del mestizaje tarasco y español13.
La sencillez del sistema de media tijera posibilitó su uso cotidiano en la
edificación común; sin embargo, para lograr un trabajo estructural homogéneo
en inmuebles con solicitaciones estructurales mayores, fue necesaria la imple-
mentación de elementos agregados a las armaduras de tijera, con diseños que
resolvieran adecuadamente estos problemas.
Las cubiertas de media tijera, propician deformaciones laterales en ¡os
arrastres y muros longitudinales. Por este problema o la construcción de recin-
tos muy alargados, se coloca una o varias gualdras de amarre (vigas de dimen-
siones mayores), cuya finalidad es enlazar los muros para evitar el posible ala-
beo [fig. 3],
[Fig. 3. Media tijera, gualdras de amarre y clavijas.]
Enrique Nuere hace referencia a este elemento estructural en las armadu-
ras de par y nudillo, “La solución perfecta llega con la aparición del tirante, pie-
za que une la base de los pares y que impide su deformación”14. La solución es-
tructural en los ejemplos michoacanos tiene el mismo principio; pero el diseño
constructivo y la forma de resolver el enlace es a través de las gualdras de amar-
re. Se colocan éstas sobre los muros y arrastres, dejando un saledizo en cada
13 Álvarez Rodríguez 2001: 53.
14 Nuere 1985: 21.
Luis Alberto Torres Garibay
De esta manera las construcciones de techumbres de madera proliferaron
por todo el territorio, lo mismo en valles que en sierras, convirtiéndose en
el sistema preferido de la primera mitad del siglo XVI, tanto francisca-
nos como agustinos aplicaron como procedimiento para techar sus edi-
ficios religiosos cubiertas de tijera, adquiriendo así, la tipicidad que aún
hoy caracteriza a Michoacán, producto del mestizaje tarasco y español13.
La sencillez del sistema de media tijera posibilitó su uso cotidiano en la
edificación común; sin embargo, para lograr un trabajo estructural homogéneo
en inmuebles con solicitaciones estructurales mayores, fue necesaria la imple-
mentación de elementos agregados a las armaduras de tijera, con diseños que
resolvieran adecuadamente estos problemas.
Las cubiertas de media tijera, propician deformaciones laterales en ¡os
arrastres y muros longitudinales. Por este problema o la construcción de recin-
tos muy alargados, se coloca una o varias gualdras de amarre (vigas de dimen-
siones mayores), cuya finalidad es enlazar los muros para evitar el posible ala-
beo [fig. 3],
[Fig. 3. Media tijera, gualdras de amarre y clavijas.]
Enrique Nuere hace referencia a este elemento estructural en las armadu-
ras de par y nudillo, “La solución perfecta llega con la aparición del tirante, pie-
za que une la base de los pares y que impide su deformación”14. La solución es-
tructural en los ejemplos michoacanos tiene el mismo principio; pero el diseño
constructivo y la forma de resolver el enlace es a través de las gualdras de amar-
re. Se colocan éstas sobre los muros y arrastres, dejando un saledizo en cada
13 Álvarez Rodríguez 2001: 53.
14 Nuere 1985: 21.