Teatro Evangelizador
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vía generalmente de la imposición ideológica-cultural o de los procesos de tran-
sculturación. Para nuestro planteamiento cierta construcción de pensamiento
como historia cultural y transposición de valores, nos remite directamente a la
idea de «transplante» o de «hipóstasis cultural»25. El problema planteado en
este aspecto se define de esta manera, a partir de la pregunta: ¿Cómo se ha cre-
ado este poderoso proceso deconstructivo? La cuestión no es sólo un tema de
orden filosófico, también se desplaza a los campos de la producción de sentido
y prácticas de significado. Aquí intentamos entonces desentramar cuáles fueron
los órdenes culturales y los ejes de transmisión, transformación y transcultura-
ción que operaron durante la colonia, específicamente a través de las represen-
taciones franciscanas en lengua náhuatl hechas durante el siglo XVI.
Quisiera sugerir dos modos de conceptualización de los métodos a partir
de los cuales podríamos interpretar esta forma de construcción de la comunica-
ción y proyección de las culturas en el marco del teatro novohispano desarrol-
lado durante el siglo XVI. Los franciscanos habrían instituido no sólo un nuevo
modelo cultural e ideológico, sino también construcción de identidades, narra-
ciones, «fuerzas», «energías» que fluyeron entre los indígenas y que proyecta-
ron otro mundo y otro pensamiento. De esta manera, ambos modos de concep-
tualización derivan de la tesis de Herlinghaus, a partir de su libro Renarración
y descentramiento: mapas alternativos de la imaginación en América Latina26.
Lo que se pone en juego sería lo siguiente: «Hacer estudios culturales implica
a mi juicio insertarse en la historicidad política de los conceptos. La historiza-
ción conceptual es un arma crítica y no debe ser descartada como mero asun-
to de historiadores»27, y más adelante agrega: «sugiero distinguir, en un senti-
do epistemológico, entre, ‘discurso’ y ‘narración’. Me refiero a dos conceptos
claves cuya jerarquización moderna se expresa, dicho con Lyotard, en la mar-
ginalization de un saber narrativo por las formaciones discursivas establecidas
como saber científico o explicativo. Según la razón dualista los ‘saberes narra-
tivos’ se superan en el proceso de especialización y autonomización del cono-
cimiento”28.
El teatro, por supuesto, está constituido más que por saberes científicos,
por formas narrativas y metanarrativas, las cuales inspiran los modelos defini-
dos por Herlinghaus. Allí partiendo de la base de este teatro “evangelizador” se
plantean conflictos y puestas en juego de discursos que nos remiten a la cons-
trucción de estas memorias, de los repertorios y de prácticas culturales y co-
municacionales que se han dado históricamente en América Latina. Una de
25 Baudrillard 1993.
26 Herlinghaus 2000.
27 Herlinghaus 2000: 40.
28 Herlinghaus 2000: 40.
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vía generalmente de la imposición ideológica-cultural o de los procesos de tran-
sculturación. Para nuestro planteamiento cierta construcción de pensamiento
como historia cultural y transposición de valores, nos remite directamente a la
idea de «transplante» o de «hipóstasis cultural»25. El problema planteado en
este aspecto se define de esta manera, a partir de la pregunta: ¿Cómo se ha cre-
ado este poderoso proceso deconstructivo? La cuestión no es sólo un tema de
orden filosófico, también se desplaza a los campos de la producción de sentido
y prácticas de significado. Aquí intentamos entonces desentramar cuáles fueron
los órdenes culturales y los ejes de transmisión, transformación y transcultura-
ción que operaron durante la colonia, específicamente a través de las represen-
taciones franciscanas en lengua náhuatl hechas durante el siglo XVI.
Quisiera sugerir dos modos de conceptualización de los métodos a partir
de los cuales podríamos interpretar esta forma de construcción de la comunica-
ción y proyección de las culturas en el marco del teatro novohispano desarrol-
lado durante el siglo XVI. Los franciscanos habrían instituido no sólo un nuevo
modelo cultural e ideológico, sino también construcción de identidades, narra-
ciones, «fuerzas», «energías» que fluyeron entre los indígenas y que proyecta-
ron otro mundo y otro pensamiento. De esta manera, ambos modos de concep-
tualización derivan de la tesis de Herlinghaus, a partir de su libro Renarración
y descentramiento: mapas alternativos de la imaginación en América Latina26.
Lo que se pone en juego sería lo siguiente: «Hacer estudios culturales implica
a mi juicio insertarse en la historicidad política de los conceptos. La historiza-
ción conceptual es un arma crítica y no debe ser descartada como mero asun-
to de historiadores»27, y más adelante agrega: «sugiero distinguir, en un senti-
do epistemológico, entre, ‘discurso’ y ‘narración’. Me refiero a dos conceptos
claves cuya jerarquización moderna se expresa, dicho con Lyotard, en la mar-
ginalization de un saber narrativo por las formaciones discursivas establecidas
como saber científico o explicativo. Según la razón dualista los ‘saberes narra-
tivos’ se superan en el proceso de especialización y autonomización del cono-
cimiento”28.
El teatro, por supuesto, está constituido más que por saberes científicos,
por formas narrativas y metanarrativas, las cuales inspiran los modelos defini-
dos por Herlinghaus. Allí partiendo de la base de este teatro “evangelizador” se
plantean conflictos y puestas en juego de discursos que nos remiten a la cons-
trucción de estas memorias, de los repertorios y de prácticas culturales y co-
municacionales que se han dado históricamente en América Latina. Una de
25 Baudrillard 1993.
26 Herlinghaus 2000.
27 Herlinghaus 2000: 40.
28 Herlinghaus 2000: 40.