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Sztuka Ameryki Łacińskiej — 4.2014

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Kotarski, Jędrzej: Grafiti en América Latina parte III: el caso de México: la influencia de las rebeliones socio-políticas en el grafiti de los estados Chiapas y Oaxaca
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https://doi.org/10.11588/diglit.52437#0206
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202

Jędrzej Kotarski

Hay también quienes relacionan el origen de las favelas con el periodo de gran-
des migraciones interiores de la población negra, que se produjeron en Brasil
después de la proclamación de la abolición en 1888. Muchos de los esclavos
fugitivos se reunían entonces en las cercanías de las ciudades y allí, al no en-
contrar trabajo, construían sus casas de “nada” formando barrios enteros3. Por
otro lado, algunos investigadores indican que la creación de favelas podía rela-
cionarse con el periodo de desmovilización militar que se produjo al final de la
guerra en 1897. Fue cuando muchos soldados inesperadamente quedaron aban-
donados por las autoridades sin dinero para mantenerse o para volver a sus ca-
sas familiares, por lo cual establecían sus viviendas en los lugares en los que
estaban en aquel momento. Otros estudiosos creen que lo que más influyó en la
fundación de favelas fue el periodo de la política de industrialización y de las
reformas de G. Vargas y de su sucesor J. Kubitschek (en los años 50 y 60 del
siglo XX). Las reformas, tan importantes y esperadas de todos, resultaron es-
tar dirigidas sólo a la clase media, dejando de lado la situación penosa de las
clases marginalizadas, cuyos problemas sólo siguieron creciendo4. El problema
de las migraciones incontroladas del campo a la ciudad, y en consecuencia, de
gran expansión de favelas cuyos habitantes vivían en unas condiciones muy du-
ras a lo largo de las siguientes décadas, quedaba callado. Favelas eran conside-
radas una vergüenza para los padres de las ciudades y despertaban miedo en la
burguesía adinerada. Su expansión y transformación era tan rápida como la de
las megaciudades brasileñas en los últimos cuarenta años5. Hoy en día las fa-
velas suelen ser percibidas como una fuente de la creciente violencia, unas mi-
cro-ciudades incorporadas dentro de las grandes metrópolis, gobernadas por los
narcotraficantes, un lugar de luchas entre pandillas y de su confrontación con la
policía. Ya a nadie le extrañan los informes, según los cuales el número de jó-
venes asesinados en favelas se puede comparar con el registrado en las regio-
nes donde se desarrollan abiertos conflictos militares. Las informaciones sobre
las muertes de los niños y adolescentes menores de 18 años forman una parte
cotidiana de la realidad trasmitida por los medios de comunicación en Río de
Janeiro o en Sao Paulo. Raramente y con poca gana se admite que las favelas,
aunque forman parte del territorio administrativo de la ciudad, en realidad no
están controladas por las autoridades estatales, pareciendo más bien unos islo-
tes extraterritoriales. Las dimensiones reales de las favelas y el grado hasta que
el gobierno desconoce una parte de su propia sociedad, se ven muy bien refle-
jados en el hecho de que cada tercer ciudadano de Río de Janeiro o Sao Paulo

3 Kotarski 2012: 134.
4 Kula 1987: 268-288.
5 Arias 2004: 28-35.
 
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