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Marchesi, Mariana: El Cayc y el arte de sistemas como estrategia institucional
DOI Seite / Zitierlink: https://doi.org/10.11588/diglit.52433#0159
El Cayc y el arte de sistemas como estrategia institucional
155
fueron pensadas como una obra en sí.40 Los catálogos (con formato de carpeta
y hojas sueltas en su interior), compartían un prólogo común bilingüe, al que
se anexaban las diversas intervenciones de los artistas que variaban según cada
punto de itinerancia.
En “Introducción al Arte de Sistemas en Latinoamérica”, Glusberg avan-
zaba sobre sus definiciones anteriores para explicar en el viejo continente cuá-
les eran las características distintivas de su propuesta. Su hipótesis residía en el
hecho de que el modelo de desarrollo cultural en los países dependientes o del
Tercer Mundo, no podía ser el mismo que el de los países con estructuras so-
cioeconómicas hegemónicas. En este gesto se advertía también la intención de
establecer otro giro fundante, que el arte latinoamericano no precisara legiti-
marse en otras producciones. Sin embargo, lejos de presentar una propuesta
que rompiera con estas estructuras sociales, daba cuenta de un proyecto que, si
bien se enraizaba en la formulación de una estética regional, buscaba insertar-
se en un circuito mundial.
Desde un principio, su preocupación por establecer categorías de lectura
universales lo había llevado a formular una propuesta estética donde la distin-
ción pasara por el contenido más41 que por las formas, donde los artistas traba-
jaran “[...] con un lenguaje internacional [para] esbozar las realidades propias
de los países del tercer mundo”.42 Esta práctica se basaba, asimismo, en una di-
ferencia fundamental: los artistas europeos teorizaban sobre la política en tanto
una realidad lejana, mientras que los latinoamericanos se veían obligados a in-
corporarla porque esta de sus problemas cotidianos. Las diversas invocaciones
al Tercer Mundo eran también estratégicas, ya que se insertaban en el corazón
de problemáticas muy enraizadas en los debates de los circuitos europeos en los
años setenta. Desde esa perspectiva, el texto de Glusberg ya no apelaba a cues-
tiones teóricas (dos años antes el texto de “Arte e ideología” comenzaba con
tres definiciones sobre este último concepto), sino a las palabras de “hombres
de acción” como las del presidente chileno Salvador Allende, muerto durante la
irrupción al Palacio de la Moneda en Santiago, durante el golpe militar en Chi-
le, el 11 de septiembre de 1973.
Durante el transcurso de las actividades en Londres también se desarro-
lló una jomada que funcionó como el primer Encuentro Abierto de Video. Re-
tomando el interés por las nuevas tecnologías y en paralelo con las muestras
de Arte de Sistemas en Latinoamérica, el Cayc comenzó a organizar estos
40 Carta de Jorge Glusberg a Juan Carlos Romero, Buenos Aires, 29/7/1974, archivo Juan
Carlos Romero.
41 En los meses posteriores al golpe el Cayc organizó varias muestras que repudiaban la dic-
tadura chilena.
42 Glusberg 1974b.
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fueron pensadas como una obra en sí.40 Los catálogos (con formato de carpeta
y hojas sueltas en su interior), compartían un prólogo común bilingüe, al que
se anexaban las diversas intervenciones de los artistas que variaban según cada
punto de itinerancia.
En “Introducción al Arte de Sistemas en Latinoamérica”, Glusberg avan-
zaba sobre sus definiciones anteriores para explicar en el viejo continente cuá-
les eran las características distintivas de su propuesta. Su hipótesis residía en el
hecho de que el modelo de desarrollo cultural en los países dependientes o del
Tercer Mundo, no podía ser el mismo que el de los países con estructuras so-
cioeconómicas hegemónicas. En este gesto se advertía también la intención de
establecer otro giro fundante, que el arte latinoamericano no precisara legiti-
marse en otras producciones. Sin embargo, lejos de presentar una propuesta
que rompiera con estas estructuras sociales, daba cuenta de un proyecto que, si
bien se enraizaba en la formulación de una estética regional, buscaba insertar-
se en un circuito mundial.
Desde un principio, su preocupación por establecer categorías de lectura
universales lo había llevado a formular una propuesta estética donde la distin-
ción pasara por el contenido más41 que por las formas, donde los artistas traba-
jaran “[...] con un lenguaje internacional [para] esbozar las realidades propias
de los países del tercer mundo”.42 Esta práctica se basaba, asimismo, en una di-
ferencia fundamental: los artistas europeos teorizaban sobre la política en tanto
una realidad lejana, mientras que los latinoamericanos se veían obligados a in-
corporarla porque esta de sus problemas cotidianos. Las diversas invocaciones
al Tercer Mundo eran también estratégicas, ya que se insertaban en el corazón
de problemáticas muy enraizadas en los debates de los circuitos europeos en los
años setenta. Desde esa perspectiva, el texto de Glusberg ya no apelaba a cues-
tiones teóricas (dos años antes el texto de “Arte e ideología” comenzaba con
tres definiciones sobre este último concepto), sino a las palabras de “hombres
de acción” como las del presidente chileno Salvador Allende, muerto durante la
irrupción al Palacio de la Moneda en Santiago, durante el golpe militar en Chi-
le, el 11 de septiembre de 1973.
Durante el transcurso de las actividades en Londres también se desarro-
lló una jomada que funcionó como el primer Encuentro Abierto de Video. Re-
tomando el interés por las nuevas tecnologías y en paralelo con las muestras
de Arte de Sistemas en Latinoamérica, el Cayc comenzó a organizar estos
40 Carta de Jorge Glusberg a Juan Carlos Romero, Buenos Aires, 29/7/1974, archivo Juan
Carlos Romero.
41 En los meses posteriores al golpe el Cayc organizó varias muestras que repudiaban la dic-
tadura chilena.
42 Glusberg 1974b.