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co en el juicio que hay de su mano en la
iglesia de las monjas de santa Isabel , Roelas
en el de santo Tomas, Zurbaran en el claus-
tro pequeño de la merced calzada , Murillo
en la iglesia de la caridad , Várela en la par-
roquia de S. Vicente mártir , y Herrera el
viejo en este quadro.
Se exercitó alguna vez en grabar en bron-
ce , y esta operación pudo haberle inducido á
caer en el delito de monedero falso que se le
imputó. Retirado en el asilo del colegio de
S. Hermenegildo, que tenían los jesuítas en
aquella ciudad , pintó en él el quadro del al-
tar mayor , representando al santo titular con
tanta gallardía , que mereció la atención de
Felipe IV quando estuvo en Sevilla el año de
1624. Preguntó el rey quien era su autor: se
lo dixéron , y el motivo por que estaba allí
retraído : le hizo llamar á su presencia , y le
perdonó diciéndole : que quien tenia tal habi-
lidad , no debia abusar de ella.
Volvió á su casa muy contento , pero sin
poder corregir la dureza de su trato con los
discípulos y hasta con sus propios hijos. To-
dos le abandonaron: D. Francisco el hijo me-
nor le robó el dinero que tenia y se huyó á
Roma ; y la hija se entró religiosa. Desemba-
razado de su familia, y después de haber pin-
tado varias obras públicas y los quatro lien-
zos grandes que están en el salón del pa-
lacio arzobispal el año de 1647 » partió' á
Madrid el de 50 , donde residió con crédi-
to hasta el de 56, en que falleció y fué en-
co en el juicio que hay de su mano en la
iglesia de las monjas de santa Isabel , Roelas
en el de santo Tomas, Zurbaran en el claus-
tro pequeño de la merced calzada , Murillo
en la iglesia de la caridad , Várela en la par-
roquia de S. Vicente mártir , y Herrera el
viejo en este quadro.
Se exercitó alguna vez en grabar en bron-
ce , y esta operación pudo haberle inducido á
caer en el delito de monedero falso que se le
imputó. Retirado en el asilo del colegio de
S. Hermenegildo, que tenían los jesuítas en
aquella ciudad , pintó en él el quadro del al-
tar mayor , representando al santo titular con
tanta gallardía , que mereció la atención de
Felipe IV quando estuvo en Sevilla el año de
1624. Preguntó el rey quien era su autor: se
lo dixéron , y el motivo por que estaba allí
retraído : le hizo llamar á su presencia , y le
perdonó diciéndole : que quien tenia tal habi-
lidad , no debia abusar de ella.
Volvió á su casa muy contento , pero sin
poder corregir la dureza de su trato con los
discípulos y hasta con sus propios hijos. To-
dos le abandonaron: D. Francisco el hijo me-
nor le robó el dinero que tenia y se huyó á
Roma ; y la hija se entró religiosa. Desemba-
razado de su familia, y después de haber pin-
tado varias obras públicas y los quatro lien-
zos grandes que están en el salón del pa-
lacio arzobispal el año de 1647 » partió' á
Madrid el de 50 , donde residió con crédi-
to hasta el de 56, en que falleció y fué en-