*52 Gpaniföe Üttcratuv.
dia en Casa de uno de los Senores principales de
Bolonia en converfacion con otros varios, que alli
avian concurrido. Uno de los prefentes meti6
platica de la Compania, lo que en aquel tiempo,
en que estaban en la maior fermentacion sus cosas,
era bien comun y ordinario ; en el discurso de la
conversacion dej6 caer varias especies , que a jui-
cio del Sr. Isla eran falsas, y de mucho desdoro
al Cuerpo, de quien el era miembro, y que mien-
tras existia, tenia derecho, ä ser defendido, en
lo que fuese jasto No obstante de oir cosa, que
le desagrad^ban tauto, fefrio, a§,anr6, dfrdo,
y no desplego sus labios por una buena media
hora; pero al fin se cansö de sufrir, v de callar,
y tomando la palabra, rebatiö con alguna fuerza
las proposi^ones que se avian avanzado. Creiö,
que su silencio en tales circunssancias huviera sido
para los presentes una poderofa confirmacion,
de que eran ciertas las cosas dichas, y ain una
senal manifiesta, de que el era un mentecato, y
un ignorante, que no sabia defenderse asi, y i
sus Hermanos. Estas, dixo el mismo de palabra
muchas veces, y aun por escrito ä alguna otra
persona de distmcion, fueron las razones, que le
movieron, a romper el silencio en aquel lanze,
y que parece, deben escusar en mucha parte, o
enteramente qualquier descuido, que huviefe de
so lengua.
Ne
dia en Casa de uno de los Senores principales de
Bolonia en converfacion con otros varios, que alli
avian concurrido. Uno de los prefentes meti6
platica de la Compania, lo que en aquel tiempo,
en que estaban en la maior fermentacion sus cosas,
era bien comun y ordinario ; en el discurso de la
conversacion dej6 caer varias especies , que a jui-
cio del Sr. Isla eran falsas, y de mucho desdoro
al Cuerpo, de quien el era miembro, y que mien-
tras existia, tenia derecho, ä ser defendido, en
lo que fuese jasto No obstante de oir cosa, que
le desagrad^ban tauto, fefrio, a§,anr6, dfrdo,
y no desplego sus labios por una buena media
hora; pero al fin se cansö de sufrir, v de callar,
y tomando la palabra, rebatiö con alguna fuerza
las proposi^ones que se avian avanzado. Creiö,
que su silencio en tales circunssancias huviera sido
para los presentes una poderofa confirmacion,
de que eran ciertas las cosas dichas, y ain una
senal manifiesta, de que el era un mentecato, y
un ignorante, que no sabia defenderse asi, y i
sus Hermanos. Estas, dixo el mismo de palabra
muchas veces, y aun por escrito ä alguna otra
persona de distmcion, fueron las razones, que le
movieron, a romper el silencio en aquel lanze,
y que parece, deben escusar en mucha parte, o
enteramente qualquier descuido, que huviefe de
so lengua.
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