El arte monacal de la época pre-románica
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mente se infiere que el estilo no puede ser el mismo
en las distintas escuelas conventuales. Aun cuando entre
ellas existan muchos puntos de contacto, suelen distin-
guirse en términos esenciales dos grupos con tendencias
distintas. Uno de ellos está relacionado e inspirado por
el Imperio romano, o bien por núcleos íntimamente enla-
zados con Bizancio. Siguen, por consiguiente, la orienta-
ción artística bizantina o, por lo menos, dejan reconocer
sus influencias. Tal es el grupo en el cual predomina el
arte cortesano o señorial. Los otros, por el contrario, son
más afines a la modalidad local o a otras circunstancias de
la antigua práctica artística del país. Así, no se limitan
a seguir la orientación artística carolingia, sino que la
desarrollan y perfeccionan. Tal es el segundo grupo, en
el cual predomina el arte germánico o popular.
Comencemos con el primer grupo, con la orientación
cortesano-bizantina. La influencia de Bizancio se expresa
del modo más característico en los trabajos de las escuelas
monacales italianas, porque en aquel entonces eran muy
íntimas las relaciones existentes entre Italia y Bizancio.
El tesoro de San Marcos de Venecia contiene una cantidad
de trabajos bizantinos como ningún otro lugar de la
tierra. Entonces se importaron a Italia numerosas obras
artísticas en metal, especialmente puertas de iglesia, de
Bizancio. También el abad Desiderio de Monte Cassino,
el famoso claustro originario de los benedictinos, mandó
elaborar en Bizancio servicios de altar, lámparas, cande-
labros, verjas y hasta puertas de iglesia, y en 1066 hizo
venir al monasterio artistas griegos, no sólo para que
prepararan mosaicos para la iglesia del convento, sino
también para que instruyeran a sus monjes en el labrado
del oro y de la plata, bronce, hierro y piedra, marfil, ma-
dera y cristal.
Sin embargo, los trabajos italianos de los siglos ix y x
revelan todavía una mezcla apreciable de influencias
bizantinas de una parte, lombardas y carolingias de otra,
como puede apreciarse, por ejemplo, en las encuaderna-
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mente se infiere que el estilo no puede ser el mismo
en las distintas escuelas conventuales. Aun cuando entre
ellas existan muchos puntos de contacto, suelen distin-
guirse en términos esenciales dos grupos con tendencias
distintas. Uno de ellos está relacionado e inspirado por
el Imperio romano, o bien por núcleos íntimamente enla-
zados con Bizancio. Siguen, por consiguiente, la orienta-
ción artística bizantina o, por lo menos, dejan reconocer
sus influencias. Tal es el grupo en el cual predomina el
arte cortesano o señorial. Los otros, por el contrario, son
más afines a la modalidad local o a otras circunstancias de
la antigua práctica artística del país. Así, no se limitan
a seguir la orientación artística carolingia, sino que la
desarrollan y perfeccionan. Tal es el segundo grupo, en
el cual predomina el arte germánico o popular.
Comencemos con el primer grupo, con la orientación
cortesano-bizantina. La influencia de Bizancio se expresa
del modo más característico en los trabajos de las escuelas
monacales italianas, porque en aquel entonces eran muy
íntimas las relaciones existentes entre Italia y Bizancio.
El tesoro de San Marcos de Venecia contiene una cantidad
de trabajos bizantinos como ningún otro lugar de la
tierra. Entonces se importaron a Italia numerosas obras
artísticas en metal, especialmente puertas de iglesia, de
Bizancio. También el abad Desiderio de Monte Cassino,
el famoso claustro originario de los benedictinos, mandó
elaborar en Bizancio servicios de altar, lámparas, cande-
labros, verjas y hasta puertas de iglesia, y en 1066 hizo
venir al monasterio artistas griegos, no sólo para que
prepararan mosaicos para la iglesia del convento, sino
también para que instruyeran a sus monjes en el labrado
del oro y de la plata, bronce, hierro y piedra, marfil, ma-
dera y cristal.
Sin embargo, los trabajos italianos de los siglos ix y x
revelan todavía una mezcla apreciable de influencias
bizantinas de una parte, lombardas y carolingias de otra,
como puede apreciarse, por ejemplo, en las encuaderna-