El arte monacal de la época pre-románica 167
trabajos franceses, como otros posteriores, ofrecen una
pronunciada mezcla de influencias carolingias y bizantinas.
Los trabajos de aurífice que se conservan, nos permiten
inferir la existencia de una sola escuela conventual en
Francia, la de la abadía de Conques, famoso lugar de
peregrinación. Allí fué creada la imagen sedente de la
Santa Fe, que se conserva todavía en el mismo monas-
terio y que es una obra de oro, de 85 cm. de altura, mon-
tada sobre un ánima de madera. La figura aparece rígi-
damente sentada sobre un trono de plata. Los ojos están
trabajados en esmalte, la corona cubierta de pedrería y
esmaltes; el conjunto debía producir gran impresión en los
peregrinos. Guando Bego III regía esta abadía de Conques
se crearon hacia 1100 en los talleres del convento tres
relicarios de plata montados en madera, uno de ellos en
figura de torre, otro en forma de A, y, finalmente, un ter-
cero en forma de mesa. Además, se elaboró allí un altar
portátil que, lo mismo que los relicarios, se caracteriza
por su extraordinaria rudeza. Las diez placas de esmalte
de su orla con imágenes de santos y con los símbolos de
los Evangelistas van montados sobre cobre. De este modo
se inicia en Francia el esmalte sobre cobre.
Los testimonios escritos y no las obras artísticas
conservadas nos lian dado a conocer la escuela monacal
de Reims, la cual se dedicó durante la regencia del ar-
zobispo Adalbero (969-988) a la construcción de vidrie-
ras policromadas.
De un modo muy distinto se expresan las fuentes
documentales acerca de los talleres conventuales alemanes,
de los cuales se conservan numerosas obras.
En primer término hemos de citar el monasterio de
San Emmeran en Ratisbona, la escuela monacal más impor-
tante del siglo xi en el mediodía de Alemania. Su floreci-
miento acaeció en la época del emperador Enrique II, pero
el monasterio era ya famoso en los años anteriores. La
actividad de esta escuela en el sector del bordado ha sido
ya objeto de nuestra atención en las páginas anteriores.
trabajos franceses, como otros posteriores, ofrecen una
pronunciada mezcla de influencias carolingias y bizantinas.
Los trabajos de aurífice que se conservan, nos permiten
inferir la existencia de una sola escuela conventual en
Francia, la de la abadía de Conques, famoso lugar de
peregrinación. Allí fué creada la imagen sedente de la
Santa Fe, que se conserva todavía en el mismo monas-
terio y que es una obra de oro, de 85 cm. de altura, mon-
tada sobre un ánima de madera. La figura aparece rígi-
damente sentada sobre un trono de plata. Los ojos están
trabajados en esmalte, la corona cubierta de pedrería y
esmaltes; el conjunto debía producir gran impresión en los
peregrinos. Guando Bego III regía esta abadía de Conques
se crearon hacia 1100 en los talleres del convento tres
relicarios de plata montados en madera, uno de ellos en
figura de torre, otro en forma de A, y, finalmente, un ter-
cero en forma de mesa. Además, se elaboró allí un altar
portátil que, lo mismo que los relicarios, se caracteriza
por su extraordinaria rudeza. Las diez placas de esmalte
de su orla con imágenes de santos y con los símbolos de
los Evangelistas van montados sobre cobre. De este modo
se inicia en Francia el esmalte sobre cobre.
Los testimonios escritos y no las obras artísticas
conservadas nos lian dado a conocer la escuela monacal
de Reims, la cual se dedicó durante la regencia del ar-
zobispo Adalbero (969-988) a la construcción de vidrie-
ras policromadas.
De un modo muy distinto se expresan las fuentes
documentales acerca de los talleres conventuales alemanes,
de los cuales se conservan numerosas obras.
En primer término hemos de citar el monasterio de
San Emmeran en Ratisbona, la escuela monacal más impor-
tante del siglo xi en el mediodía de Alemania. Su floreci-
miento acaeció en la época del emperador Enrique II, pero
el monasterio era ya famoso en los años anteriores. La
actividad de esta escuela en el sector del bordado ha sido
ya objeto de nuestra atención en las páginas anteriores.