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ZEMnE roMAxz
Torr^/^o.
¿Ajá-AráZ?
Torreo 7^770. ^770
I$12.

^4 VIDAS DE LOS PINTORES,
ñor, habiéndola recibido, y celebrado mucho, le envió a
otro día dos mozos cargados de dinero, todo en maravedises,
que entonces había muchos en Andalucía , y aun hoy hay
bastantes. El Torrigiano que vio tanto dinero, y estrañó la
calidad de él , llamo a un paisano suyo , que tenia compre-
hension de las monedas de España, y de Italia , que le dixe-
se a qué cantidad correspondía aquella suma en su tierra , y
se hallo , que apenas llegaba á treinta ducados : con lo qual,
el Torrigiano atribuyéndolo a befa , y escarnio, se fué colé-
rico a casa del Duque con una hacha, é hizo pedazos la ima-
gen , la qual era del tamaño del natural; porque una mano,
que se libro del estrago, y anda vaciada entre los modelos
de los pintores, aplicándola a el pecho , para dársela a el ni-
ño , es de dicha eíigie, y del tamaño del natural, cosa supe-
rior, y le llaman A; ¿A Az ZbA% : y aun también la
cabeza de la \ irgen, y el niño , permanecen entre los pinto-
res. El Duque pues teniéndose por agraviado de semejante
exceso , dio cuenta a el santo Tribunal de la Inquisición , ca-
lumniando de herege á el Torrigiano. Lo cierto es, que la
acción , y habiendo venido de Inglaterra , aunque entonces
no estaba allí tan declarada la heregia , junto con otros des-
varios de su genio , eran vehementes indicios. Pero no sé yo
si el Duque cumplió en lo uno , ni en lo otro con las leyes
de gran Señor , ni aun de caballero : por cuya razón, y por
ser español, no le nombro ; y mas con un extrangero , hom-
bre eminente , y de genio altivo, cuyo furor le precipitó,
herido del desprecio cíe su obra , a quien tuvo por objeto su
intrepidez, prescindiendo de la representación que tenia.
El santo Tribunal, substanciada la causa, con tan malos
visos, y con un contrario tan poderoso, después de larga
prisión, le sentenció a muerte ignominiosa. Lo qual entendi-
do por el Torrigiano, que ya se hallaba poseido de una pro-
fundísima melancolía , dió en no comer, ó por industria , ó
por desgana , y de esta suerte murió infelizmente en la cárcel
de la Inquisición de dicha ciudad de Sevilla por los años de
mil quinientos y veinte y dos, y á los cincuenta de su edad,
con poca diferencia. O fuerza de un destino infeliz!
III.
JíñZ/O F JZZV^VZ)R0, P/éVrORZJ.
l^ío he querido pasar en silencio la noticia que encontré
en unos papeles curiosos de estos dos ínclitos varones Julio,
y Alexandro , pintores eminentes , aunque la haya de sugerir
con
 
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