4o3 VIDAS DE LOS PINTORES,
Escultura , en que se aventajo tanto, que viendo que no te«
7^ uia cabeza la estatua de su compatriota Seneca , la hizo de
^ ^ marmol, que amaneció un día puesta en Roma, y le rotula-
ron Járíor 7/ ; cuyo modelo traxo a Córdoba, y se
conserva hoy entre los pintores con esta tradición, y yo le
tengo en mi estudio; y así modelaba primero muchas de las
figuras que habla de pintar.
Volvió a España , y a Córdoba su patria, donde tomo
posesión de su prebenda , y donde pintó famosas obras, y en
Cc?v7c¿¿?. particular el celebre quadro de la Cena de Christo nuestro
Señor, que está en la iglesia mayor junto á la sacristía nueva
del Señor Cardenal Saiazar, donde mostró muy bien su in-
genio; pues no hay Aposto!, en cuyo aspecto no muestre la
santidad , y amor; en Christo la hermosura , y grandeza ; y
en Judas lo descortés, y lo falso. Estando pintando este qua-
dro en su casa , los que lo iban á ver, celebraban mucho
unos vasos, y jarrones, que están pintados en ella en un en-
friador , de admirable traza , y disposición, sin atender á la
Cno ¿d valentía de lo demas. Viendo el Racionero que se les iban
%?¿¿z¿ñ-o ñ? los ojos á todos á aquel juguete, enfurecido daba voces á su
criado, diciendo: Andrés, bórralo luego, quítalo de aquí;
pues no se repara en tantas cabezas, figuras, movimientos, y
manos , qué con tanto cuidado , y estudio he hecho, y repa-
ran en esta impertinencia. P fue menester darle mucha satis-
facción , para que desistiera de borrarlo.
Otro qhadro hay en la misma Iglesia, no inferior á el an-
tecedente , en qáe está pintado san Andrés, y san Juan Bau-
tista , y en lo alto una gloria, donde está santa Ana , y
y nuestra Señora con él niño Jesús, y en el banco del reta-
blo dos quadros de la historia de Tobías. Están estas pinturas
en la segunda capilla de la nave del Sagrario, entrando por
el patio de ios naranjos; y es de notar, que este san Juan
Bautista ya barbado, y Christo Señor nuestro niño, cosa que
es un anricronismo contra ei Texto Sagrado, de donde cons-
ta , que solo le excedía san Juan en seis meses de edad, y no
se le pudo ocultar esta circunstancia á un hombre tan erudito
E^^r¿?^zz7zbrozzfy- como Cespedes, ni á aquel Ilustrísimo Cabildo; si no que
9%% & CAg^y. esta es pintura de devoción , no de historia ; y á esto llaman
en Italia , que es pintar el pensamiento , y no la
reahdad, como estar santo Domingo con santa Catalina de
Sena al pie de la Cruz, como lo puso Vandic , y san Fran-
cisco con la Virgen, y el niño ; santa Ana , y san Josephy
no en gloria , si no acá en la tierra, como lo puso Rubens^
y otros innumerables exemplarcs que pueden servirnos de do-
cumento para semejantes casos, y para desvanecer las nie-
blas de algunos escrupulosos; y sobre todo María Santísima
Escultura , en que se aventajo tanto, que viendo que no te«
7^ uia cabeza la estatua de su compatriota Seneca , la hizo de
^ ^ marmol, que amaneció un día puesta en Roma, y le rotula-
ron Járíor 7/ ; cuyo modelo traxo a Córdoba, y se
conserva hoy entre los pintores con esta tradición, y yo le
tengo en mi estudio; y así modelaba primero muchas de las
figuras que habla de pintar.
Volvió a España , y a Córdoba su patria, donde tomo
posesión de su prebenda , y donde pintó famosas obras, y en
Cc?v7c¿¿?. particular el celebre quadro de la Cena de Christo nuestro
Señor, que está en la iglesia mayor junto á la sacristía nueva
del Señor Cardenal Saiazar, donde mostró muy bien su in-
genio; pues no hay Aposto!, en cuyo aspecto no muestre la
santidad , y amor; en Christo la hermosura , y grandeza ; y
en Judas lo descortés, y lo falso. Estando pintando este qua-
dro en su casa , los que lo iban á ver, celebraban mucho
unos vasos, y jarrones, que están pintados en ella en un en-
friador , de admirable traza , y disposición, sin atender á la
Cno ¿d valentía de lo demas. Viendo el Racionero que se les iban
%?¿¿z¿ñ-o ñ? los ojos á todos á aquel juguete, enfurecido daba voces á su
criado, diciendo: Andrés, bórralo luego, quítalo de aquí;
pues no se repara en tantas cabezas, figuras, movimientos, y
manos , qué con tanto cuidado , y estudio he hecho, y repa-
ran en esta impertinencia. P fue menester darle mucha satis-
facción , para que desistiera de borrarlo.
Otro qhadro hay en la misma Iglesia, no inferior á el an-
tecedente , en qáe está pintado san Andrés, y san Juan Bau-
tista , y en lo alto una gloria, donde está santa Ana , y
y nuestra Señora con él niño Jesús, y en el banco del reta-
blo dos quadros de la historia de Tobías. Están estas pinturas
en la segunda capilla de la nave del Sagrario, entrando por
el patio de ios naranjos; y es de notar, que este san Juan
Bautista ya barbado, y Christo Señor nuestro niño, cosa que
es un anricronismo contra ei Texto Sagrado, de donde cons-
ta , que solo le excedía san Juan en seis meses de edad, y no
se le pudo ocultar esta circunstancia á un hombre tan erudito
E^^r¿?^zz7zbrozzfy- como Cespedes, ni á aquel Ilustrísimo Cabildo; si no que
9%% & CAg^y. esta es pintura de devoción , no de historia ; y á esto llaman
en Italia , que es pintar el pensamiento , y no la
reahdad, como estar santo Domingo con santa Catalina de
Sena al pie de la Cruz, como lo puso Vandic , y san Fran-
cisco con la Virgen, y el niño ; santa Ana , y san Josephy
no en gloria , si no acá en la tierra, como lo puso Rubens^
y otros innumerables exemplarcs que pueden servirnos de do-
cumento para semejantes casos, y para desvanecer las nie-
blas de algunos escrupulosos; y sobre todo María Santísima