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Sztuka Ameryki Łacińskiej — 3.2013

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Merlo Solorio, Jorge Luis: Tránsito de San José: una iconografía divergente
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https://doi.org/10.11588/diglit.52435#0094
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90 JORGE Luis MERLO SOLORIO



caron en la misma problemática: la sustentación de María como virgen sin man-
cha antes, durante y después del parto. Los primeros exégetas que abordaron
dicha dificultad fueron los Padres de la Iglesia, tratando de compaginar el ma-
trimonio verdadero de San José y María, y a su vez, legitimar el perpetuo esta-
do inmaculado de la madre de Cristo?. Como pronta solución, fue revestido con
canas y arrugas, en concordancia con las interpretaciones. Por ejemplo, Epifa-
nio de Salamina (315—403) proponía como prueba de la virginidad de María la
impotencia de San Josć por tratarse de un anciano octogenario al momento de
los desposorios.

Aunado a las escasas fuentes informativas y sorteando los “inconvenien-
tes” de su presencia, San José mantuvo un status marginal a lo largo de quin-
ce siglos, teniendo cabida y validez únicamente en el Oriens christianus, cre-
ador de sus fuentes primigenias?. Inmerso en los terruños tardomedievales, el
descrédito josefino llegó hasta el más crudo escarnio*. Ante la incredulidad po-
pular de la divina concepción de Cristo -emulando la actitud dubitativa de las
herejías gnósticas-, y el papel “afeminado” de San José -al realizar, según la l1-
teratura piadosa de la época, labores discordes con el género masculino tales
como lavar pañales, preparar la comida, etc., fungiendo como sirviente de sus
allegados divinos-, a partir de la perspectiva de predominio del hombre sobre la
mujer propio del Medioevo>, en la múltiple producción cultural de pintura y l1-
teratura devocional, éste aparece como un sujeto vetusto, marginado y ridiculi-
zado, que no merece la loa del pueblo cristiano.

Sin embargo, a partir del interés por reivindicar su eximia participación
en el plan salvífico, surgieron los apologetas josefinos, entre santos y eruditos
que enarbolaron las gracias josefinas en emulación de las marianas”. Luego en-
tonces, se experimentó una simbiosis entre la visión desacreditadora de una tra-
dición añeja y la innovadora exaltación de San José. En el entorno hispánico,
mancomunado con los intereses de la Corona, se recurrió al amparo josefino en
espera de la irrigación de bienes divinos sobre la Península y sus territorios ane-
xos, entre ellos Nueva Espafia®.

Allende al mar, en la póstuma “América septentrional”, la maquinaria
evangelizadora iniciada por los mendicantes, se auxilió de San José con el fin
de construir engranajes entre las culturas divergentes. Así, nuestro santo fue

2 CARRASCO SIERRA 1999.

3 MOoNFERRER SALA 2003; GaARRIDO BoNANo 1971.

4 Garcia GUINEA 1948: 77—78; HurziNGA 1961: 231-233; REAU 1997: 164-165.

5 Apuntalando dicha estratificación en extractos biblicos como las epistolas paulinas o el re-
lato del Génesis.

6 MERLO 2013: 18—20, 25-32.

7 CANALS VIDAL 2007.

$ Jesús MARÍA 1981: 674; MERLO 2013: 49-51.
 
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