LA CUESTIÓN PLÁSTICA EN LAS ILUSTRACIONES DE ROSANA FARÍA... 125
Desde este lugar a lo que podemos ver hoy el cambio resulta por demás
abrupto. Inicialmente porque la ilustración y su prerrogativa figurativa adquie-
ren un valor plástico relevante, y abandonan esa “obtusa” tendencia representa-
tiva abrogativa de una simplificación extrema. Ahora bien, en los cuentos desti-
nados a niños, desde hace ya algunas décadas para acá se viene desarrollando
un cúmulo de experiencias, que cada vez más otorgan un justo valor a la ilustra-
ción dentro de este campo. Haciendo del arte gráfico y de la ilustración misma
no sólo un mero instrumento descriptivo, o “apoyativo” a la obra, sino también
colocándolo a formar parte activa de la historia narrada. Se ha producido entre
escritor e ilustrador una simbiosis que les ha traído un desarrollo significativo
entre técnica y texto, estilo y forma, así como también desarrollo plástico y arte
pictórico. Tal como lo afirma Maurice Sendak cuando dice:
Puede ser una mera decoración o una expansión del texto. Es la versión
del texto hecha por el ilustrador, es su propia interpretación. Es la razón
por la cual uno es socio activo en el libro y no un mero eco del autor. Ser
ilustrador es ser un participante, es ser alguien que tiene la misma im-
portancia, al expresarse, que el autor del libro, y, ocasionalmente, más
importancia que éste, pero ciertamente nunca es ser el eco del escritor*.
Esta simbiosis o carácter de socio tal como nos propone Sendak, parece
que se ha gestado igualmente en la creación de “El libro negro de los colores”
3 LORRAINE 2012.
Desde este lugar a lo que podemos ver hoy el cambio resulta por demás
abrupto. Inicialmente porque la ilustración y su prerrogativa figurativa adquie-
ren un valor plástico relevante, y abandonan esa “obtusa” tendencia representa-
tiva abrogativa de una simplificación extrema. Ahora bien, en los cuentos desti-
nados a niños, desde hace ya algunas décadas para acá se viene desarrollando
un cúmulo de experiencias, que cada vez más otorgan un justo valor a la ilustra-
ción dentro de este campo. Haciendo del arte gráfico y de la ilustración misma
no sólo un mero instrumento descriptivo, o “apoyativo” a la obra, sino también
colocándolo a formar parte activa de la historia narrada. Se ha producido entre
escritor e ilustrador una simbiosis que les ha traído un desarrollo significativo
entre técnica y texto, estilo y forma, así como también desarrollo plástico y arte
pictórico. Tal como lo afirma Maurice Sendak cuando dice:
Puede ser una mera decoración o una expansión del texto. Es la versión
del texto hecha por el ilustrador, es su propia interpretación. Es la razón
por la cual uno es socio activo en el libro y no un mero eco del autor. Ser
ilustrador es ser un participante, es ser alguien que tiene la misma im-
portancia, al expresarse, que el autor del libro, y, ocasionalmente, más
importancia que éste, pero ciertamente nunca es ser el eco del escritor*.
Esta simbiosis o carácter de socio tal como nos propone Sendak, parece
que se ha gestado igualmente en la creación de “El libro negro de los colores”
3 LORRAINE 2012.