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Sztuka Ameryki Łacińskiej — 3.2013

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Cichón, Krzysztof: ¿El rostro del Che - sacrum commercium?
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https://doi.org/10.11588/diglit.52435#0199
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¿EL ROSTRO DEL CHE — SACRUM COMMERCIUM? 195



sexual del término (commercium carnale). Este sentido todavía se percibe en el
anónimo tratado franciscano creado probablemente después del año 1226 “Sa-
crum commercium Sancti Francisci cum domina Paupertate™®. La espirituali-
dad franciscana “cum domina Pauperitate” no está alejada de los ideales revolu-
cionarios declarados por el Che. Commercium era también el término usado para
definir qué era la sociedad, la comunidad. Ya Kant explicando el significado de
la palabra “sociedad” escribía: «Das Wort Gemeinschaft ist in unserer Sprache
zweideutig und kann so viel als communio, aber auch als commercium bedeu-
ten»”. En la recordada por Kant ambigiiedad: commercium — communio se en-
cuentran los ecos de la tendencia indeleble para sacralizar la actividad humana.
Theasurus Linguae Latine (Lipsiae MDCCCCVI-MDCCCCXII) en la entrada
“commercium”, además de un sentido estricto: el comercio- mercatura, mencio-
na también “latiore sensu”: “communitas, conversatia”.

Parece que la figura del Che a través de las coincidencias de circunstancias
casuales sufrió en mayor grado su estereotipización. Se convirtió en un símbolo
de la aspiración, no necesariamente consciente, para que la sociedad, la red de

las relaciones interhumanas y de las actividades mantuviera su carácter sagra-
do y no se la pudiera reducir a los procesos de la producción y del consumo de
las mercancías. En el siglo XX esta aspiración por mantener el simbólico sta-
tus quo ante la presión de los factores económicos, paradojalmente tomó la for-
ma de movimientos revolucionarios que proclamaban la “independencia” de la
opresión a través del cuestionamiento de los derechos de la economía. El pro-
ceso de estereotipización de la imagen del Che transcurría independientemente
de sus pareceres reales y logros. A menudo las simplificaciones de largo alcan-
ce (pero sin cesar reiteradas) curiosamente nos evocan la reducción a dos co-
lores: blanco y negro de las facciones del rostro del Che*. Esta simplificación
gráfica, la reducción a los más sencillos, más reconocidos elementos lleva a la
relajación de solo aparentemente fijas relaciones entre el personaje histórico y
su imagen. La iconografía del Che, más detalladamente del rostro del Che, sus
ejemplos sorprendentes (figs. 13—15) hacen consciente de la polisemia de com-
mercium que se 1guala a la polisemia del sacrum. En el peor de los casos se pue-
de sistematizar y observar la aparición de los sucesivos productos “decorados”

* DREssER 1990.

* KANT 1902: 260.

*9 Quizá la ubicuidad del Che se deba a la naturaleza prácticamente universal de las protes-
tas de 1968 y de quienes las abrazaban. Evidentemente, entre ellos imperaban diferencias, pero
dentro de las variaciones propias de toda homogeneidad. Los estudiantes franceses del mayo "68
conformaban un sector vanguardista que también representaba a una vasta clase media, disgus-
tada y fastidiada. (...) No obstante, la ¡dée-mere de cambio y de voluntad suficiente propulsada
por Guevara, junto con el aumento espectacular en las matrículas universitarias, generó una nue-
va universalidad. CASTAÑEDA 1997: 494.
 
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