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Natalia Fortuny
por supuesto en muchísimas producciones artísticas posteriores. Entre ellas, un
conjunto de ensayos fotográficos que indagan perturbadoramente y toman visi-
ble la relación con el pasado traumático.
Para describir la especificidad de estas obras dentro del conjunto de dis-
positivos memoriales propongo utilizar el concepto de memorias fotográficas
de la dictadura. Con esta invocación, me refiero a los artefactos visuales artís-
ticos basados en el recurso de la fotografía que se construyen en diálogo con el
pasado reciente. Las memorias fotográficas condensan tres peculiaridades indi-
sociables: su calidad de memorias sociales de un pasado en común -en un jue-
go entre las vivencias y memorias individuales y la historia-, su formato vi-
sual fotográfico -con todas las potencialidades temporales, estéticas y políticas
que este lenguaje comporta- y su elaboración artística -ya que su producción
se distingue por la creación y puesta en marcha de recursos visuales singulares
en cada obra. Las fotografías serán tomadas entonces menos como documentos
que como artefactos sociales, cuya verdad no reside en la adecuación a un su-
ceso objetivamente registrado sino en su particular construcción, en las estrate-
gias y los procedimientos de producción de sentido que animan estas memorias
fotográficas. Memorias que se valen de múltiples recursos visuales propios del
hecho artístico: el montaje, el reciclaje, la imagen movida, la reconstrucción, el
collage, las intertextualidades, y otros.
Estas fotos conjugan sus posibilidades tanto de ser huellas del mundo
como de desplegar otros mundos: metafóricos, construidos. Así, la duplicidad
propia del medio fotográfico -índice y metáfora- explota en estos artefactos de
memoria y en sus procedimientos de construcción de lo pasado. Según Jorge
Ribalta, la autonomía problemática de la fotografía -a medio camino entre la
autonomía de las bellas artes y la instrumentalidad archivística de los medios
de comunicación- la convierte en un medio especialmente adecuado para plan-
tear posibilidades de articulación entre arte y política. En estas series, la politi-
cidad de los artefactos fotográficos encuentra sus más variadas posibilidades.5
UNO: LAS MÁQUINAS DE MATAR
Parte de la obra de la fotografa Helen Zout evoca las máquinas o dispositivos
de muerte puestos en marcha por la última dictadura militar argentina. Escarba
allí donde las configuraciones del poder no pueden esconderse: en las máqui-
nas que lo componen o, incluso, en las huellas que estas máquinas han dejado
en los sobrevivientes.
Ribalta 2004.
Natalia Fortuny
por supuesto en muchísimas producciones artísticas posteriores. Entre ellas, un
conjunto de ensayos fotográficos que indagan perturbadoramente y toman visi-
ble la relación con el pasado traumático.
Para describir la especificidad de estas obras dentro del conjunto de dis-
positivos memoriales propongo utilizar el concepto de memorias fotográficas
de la dictadura. Con esta invocación, me refiero a los artefactos visuales artís-
ticos basados en el recurso de la fotografía que se construyen en diálogo con el
pasado reciente. Las memorias fotográficas condensan tres peculiaridades indi-
sociables: su calidad de memorias sociales de un pasado en común -en un jue-
go entre las vivencias y memorias individuales y la historia-, su formato vi-
sual fotográfico -con todas las potencialidades temporales, estéticas y políticas
que este lenguaje comporta- y su elaboración artística -ya que su producción
se distingue por la creación y puesta en marcha de recursos visuales singulares
en cada obra. Las fotografías serán tomadas entonces menos como documentos
que como artefactos sociales, cuya verdad no reside en la adecuación a un su-
ceso objetivamente registrado sino en su particular construcción, en las estrate-
gias y los procedimientos de producción de sentido que animan estas memorias
fotográficas. Memorias que se valen de múltiples recursos visuales propios del
hecho artístico: el montaje, el reciclaje, la imagen movida, la reconstrucción, el
collage, las intertextualidades, y otros.
Estas fotos conjugan sus posibilidades tanto de ser huellas del mundo
como de desplegar otros mundos: metafóricos, construidos. Así, la duplicidad
propia del medio fotográfico -índice y metáfora- explota en estos artefactos de
memoria y en sus procedimientos de construcción de lo pasado. Según Jorge
Ribalta, la autonomía problemática de la fotografía -a medio camino entre la
autonomía de las bellas artes y la instrumentalidad archivística de los medios
de comunicación- la convierte en un medio especialmente adecuado para plan-
tear posibilidades de articulación entre arte y política. En estas series, la politi-
cidad de los artefactos fotográficos encuentra sus más variadas posibilidades.5
UNO: LAS MÁQUINAS DE MATAR
Parte de la obra de la fotografa Helen Zout evoca las máquinas o dispositivos
de muerte puestos en marcha por la última dictadura militar argentina. Escarba
allí donde las configuraciones del poder no pueden esconderse: en las máqui-
nas que lo componen o, incluso, en las huellas que estas máquinas han dejado
en los sobrevivientes.
Ribalta 2004.