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María Laura (Malala) González
encontraban los integrantes de LON. Esta experiencia les demostró la posibili-
dad de pensar en un lenguaje teatral con otros parámetros, es decir, fuertemente
vinculados con la transgresión espacial y la fricción con el espectador. Ambos
elementos que LON perseguirá durante toda su trayectoria posterior, porque la
proxemia de los cuerpos entre performers y espectadores a partir de una falta
de delimitación entre platea y público fueron aspectos tenidos en cuenta a fu-
turo. Así lo recuerda Manuel Hermelo: “ver a La Fura fue sentir, de golpe, que
el cielo de la dramaturgia se te abría y que, por lo tanto, todo podía tener rela-
ción con otros intereses genuinos que existían en la época, con otros gustos, con
’ 5? 1 ?
nuevas expresiones .
Al volver de la ciudad de Córdoba, las elecciones llegaron a su día de vo-
tación, y fue allí cuando LON logró obtener varios votos. Sin embargo, este lo-
gro no los motivó, y al año siguiente sus integrantes decidieron abandonar la
formación actoral de dicha casa de estudios para ir en busca de otras expresio-
nes no tan tradicionales. Y sin lograr concretar aquellas ideas explícitas en su
plataforma electoral, dieron paso a un nuevo espacio, el “afuera” urbano, foco
convocante de su interés artístico y sobre el cual se propusieron investigar. Vo-
luntariamente estaban rechazando continuar en una institución de arte. Estaban
eligiendo producir teatro a partir de y desde otros parámetros o registros me-
nos formales. Para ello se replantearon otros modos de hacer contraponiéndose
a la idea de espacios previamente delimitados -platea y escenario-, tal como
habían visto y experimentado durante la realización de Accions, en Córdoba.
Esto también los llevó a rechazar o desdeñar ciertas modalidades o paradig-
mas más convencionales de actuación. Es decir, se dieron cuenta que no que-
rían contar una historia empleando un texto dramático previo, y que no querían
abordar técnicas o procedimientos stanislavskianos como construir personajes,
ensayarlos, sino que se encontraron frente a otra necesidad artística: la de ir en
busca de otro tipo de teatro, de otra forma de teatralidad, más sorpresiva, más
inesperada.
La calle como escenario posible
En esta primera etapa grupal, trazaron un lazo entre el arte y la vida cotidia-
na, finito del interés por explorar lo cotidiano. Junto con ello se puede vislum-
brar la intención por generar un shock en la percepción del espectador -corres-
pondientes con aquellos principios supremos de la intención artística de las
vanguardias históricas de principios de siglo-, como un rasgo evidente que se
12 Entrevista personal realizada por la autora de este artículo. González 2008a.
María Laura (Malala) González
encontraban los integrantes de LON. Esta experiencia les demostró la posibili-
dad de pensar en un lenguaje teatral con otros parámetros, es decir, fuertemente
vinculados con la transgresión espacial y la fricción con el espectador. Ambos
elementos que LON perseguirá durante toda su trayectoria posterior, porque la
proxemia de los cuerpos entre performers y espectadores a partir de una falta
de delimitación entre platea y público fueron aspectos tenidos en cuenta a fu-
turo. Así lo recuerda Manuel Hermelo: “ver a La Fura fue sentir, de golpe, que
el cielo de la dramaturgia se te abría y que, por lo tanto, todo podía tener rela-
ción con otros intereses genuinos que existían en la época, con otros gustos, con
’ 5? 1 ?
nuevas expresiones .
Al volver de la ciudad de Córdoba, las elecciones llegaron a su día de vo-
tación, y fue allí cuando LON logró obtener varios votos. Sin embargo, este lo-
gro no los motivó, y al año siguiente sus integrantes decidieron abandonar la
formación actoral de dicha casa de estudios para ir en busca de otras expresio-
nes no tan tradicionales. Y sin lograr concretar aquellas ideas explícitas en su
plataforma electoral, dieron paso a un nuevo espacio, el “afuera” urbano, foco
convocante de su interés artístico y sobre el cual se propusieron investigar. Vo-
luntariamente estaban rechazando continuar en una institución de arte. Estaban
eligiendo producir teatro a partir de y desde otros parámetros o registros me-
nos formales. Para ello se replantearon otros modos de hacer contraponiéndose
a la idea de espacios previamente delimitados -platea y escenario-, tal como
habían visto y experimentado durante la realización de Accions, en Córdoba.
Esto también los llevó a rechazar o desdeñar ciertas modalidades o paradig-
mas más convencionales de actuación. Es decir, se dieron cuenta que no que-
rían contar una historia empleando un texto dramático previo, y que no querían
abordar técnicas o procedimientos stanislavskianos como construir personajes,
ensayarlos, sino que se encontraron frente a otra necesidad artística: la de ir en
busca de otro tipo de teatro, de otra forma de teatralidad, más sorpresiva, más
inesperada.
La calle como escenario posible
En esta primera etapa grupal, trazaron un lazo entre el arte y la vida cotidia-
na, finito del interés por explorar lo cotidiano. Junto con ello se puede vislum-
brar la intención por generar un shock en la percepción del espectador -corres-
pondientes con aquellos principios supremos de la intención artística de las
vanguardias históricas de principios de siglo-, como un rasgo evidente que se
12 Entrevista personal realizada por la autora de este artículo. González 2008a.