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en el pequeno lugar de Crespelano puesto ent^e
Modena, y Bolonia, en el quäl fe establecjq
una Comunidad numerosa de sus Hermanns,
Aun aqui le precedia su sama, 6 le siguio ia
buena dicha, porque ei Senor Senador de Bol<»,
pia, el Conde Grassi, de quien era aquel Palacio,
le cedio con mucho garvo un hermoso, y capa&
apofento, que en el fe avia reservado para fa per„
sona. En un ano, que vivio en la Campana, y
los tres primeros, que estuvo en Bolonia, a don*
de paso desde Crespelano, no le ocurriq cosa al^
guna particular, que sea digna de communicarfe
iV. S< Los paso, entregado ä fa Estudio, y fa
trabajo, siempre con alguna obra entre las mano&
y mereciendofe entretanto el aprecio, y estimfe
cion de no pocas perfonas ilustre& y literatas d@
la Ciudad de Bolonia,
Pero llego el apo 1773, que fue bien tragi*
co, y funesto para el St. Isla; y no digo esto pop
Ja comun desgracia y ruina de todos sus Herman
nos, que a el le toco tambien, y que siendo tan^
to su amor al Cuerpo, en que vivia, sacil es d@
entender, quanto seria en aquella ocasion su pe^
na, y su congoja ; digolo solamente por una hor.
rible borrasca que le sobrevino este mismo afo
tan desecha en assiccion, y trabajo, que le pudie#
ron hacer olvidar sus tales quales bonanzas del
mar, de Calvi, y de Crespelano, Hallabafe un
dia