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8 M U S E O PICT O MI C O.
si estas indicaciones se acompañan de un natural módesto,
pacífico , dócil, aplicado y discursivo , este es legitimamente
genio de pintor excelente, que aunque en algunos que lo han
sido , hayan Eltado muchas .de estas partidas, también les
han servido de lunares que , ó han atrasado su habilidad;, o
han obscurecido su Erna. -be^..
No es despreciable en el pintor la osadía; pero esta no
se ha de encaminar á la presunción , sino a el empeño; que
tal vez en este la tibieza y desconfianza demasiada es dañosa,
y malogra los mas importantes asuntos ala opinión. Todos
los extremos son viciosos; pero obrar callando con alguna
satisfacción propia, mas cerca esta de,virtud que de vicio.
Mas hablar jactancioso sin explicarse en las obras , mas cali-
ficado está de vicio que de virtud. Creed ádas obras , dice
Christo Señor nuestro * , no á las palabras.: luego estas pue-
den adolecer de falaces, y quedan las otras con crédito de
verdaderas.
Modesto y no audaz debe ser el genio del pintor, que
aunque tal vez la modestia degenere en desconfianza, ésta le
puede empeñar diligente quanto la satisfacción propia le atra-
sará confiado.
Pocas veces se encuentra el genio tan purificado, que no
tenga algunos accidentes que le vicien; pero aquel que tu-
viere menos de reprehensible , ese vendrá á ser el mas apre-
ciable. Algunos hay que todo lo quieren saber en un día,
y encendidos de un furor imprudente , se pasan algunas no-
ches en claro dibuxando , y después se entibian tan del todo,
que fastidiada la naturaleza , quando vuelve á la tarea es tan
tarde, que ya ha perdido el corto hábito que pudo adquirir
en aquella imprudente fatiga. A estas llamo yo llamaradas
de estopa , que acabado en breve el súbito incendio , no so-
lo no dexa brasa ni rescoldo , pero ni aun ceniza. Estos nun-
ca aprovechan, pues lo que texen por una parte destexen
por otra.
Constante y prudente ha de ser el genio del pintor; pru-
dente para repartir sin afán el trabajo; y constante para no des-
caecer en la continuación, pues el exceso del alimento engen-
dra humores viciosos y accidentes fatales , quanto el bien dis-
tribuido produce nutrimento saludable. Hay también sus apo-
plegias en la Pintura, que muchos las han pagado con la vida,
por no saber medir el alimento con la facultad nutritiva : pa-
ra esto ayuda mucho la prudencia , distribuyendo el estudio
sin perjuicio de la salud y de la tolerancia ; pues si el exceso
que hizo el apoplético en un dia, lo repartiese en ocho, le
au-
x Operibus credire. xo-