L IBRO S E P T I Ai O.
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í últimamente , ha de procurar el pintor tan por todos
caminos sublimar la perfección de sus inventivas , que si po-
sible fuere, no se pueda mejorar. Acuerdóme , que hablan-
do en cierta ocasión con Don Juan del Vado , que fue gran
maestro de música de la capilla real, acerca de la habili-
dad de Juan Hidaigo , que también lo fue , me dixo que
este no pedia hacer sobre un intento mas que una compo-
sición , y que el haria muchas; pero que si de todas estas
se sacase una quinta esencia, saldria la de Juan Hidalgo.
Tanto como esto la especulaba, y examinaba primero. V
así procure el pintor examinar de suerte sus inventivas , que
de todo lo que se pueda idear haga un extracto tal, que
no se pueda hacer mejor. No será ageno de este propósito
prevenir aquí al artífice pintor la cautela con que ha de
proceder en pintar efigies, y casos milagrosos de personas
venerables, observando el decreto del señor Urbano VIII.
que es el que se sigue.
."La santidad del Papa Urbano VIII. de feliz memoria,
^en 13 de Marzo del año de 162^ promulgó un decreto en
^ la sacra Congregación de la santa romana y universal I11-
^quisicion , de el mismo confirmado á ^ de Julio de 1631
^con el qual prohíbe se den í la estampa libros que con-
^ tengan vidas, y acciones de hombres ilustres , muertos con
^ fama de santidad, ú de martirio , las virtudes , revelacio-
^ nes, y milagros, gracias, y beneficios, como obtenidos
de Dios, por medio de sus intercesiones, sin ser primero
examinados por el Ordinario.
V asimismo reprueba , en virtud del mismo decreto,
todos aquellos libros que sin el dicho examen fuesen en
adelante impresos. Y es de advertir, que lo mismo que
se dice de los libros, se entiende de las pinturas, por
ser estas libros abiertos donde se lee pintado lo que en
los libros escrito.
\
CAPITULO IV.
JS-Ja práctica de la pintura al fresco tiene aquí su debido
lugar, porque no es para copiantes, ni pintores tímidos , ni
sujetos á tener precisamente por donde obrar de caudal age-
¿iJ /Míre
no
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í últimamente , ha de procurar el pintor tan por todos
caminos sublimar la perfección de sus inventivas , que si po-
sible fuere, no se pueda mejorar. Acuerdóme , que hablan-
do en cierta ocasión con Don Juan del Vado , que fue gran
maestro de música de la capilla real, acerca de la habili-
dad de Juan Hidaigo , que también lo fue , me dixo que
este no pedia hacer sobre un intento mas que una compo-
sición , y que el haria muchas; pero que si de todas estas
se sacase una quinta esencia, saldria la de Juan Hidalgo.
Tanto como esto la especulaba, y examinaba primero. V
así procure el pintor examinar de suerte sus inventivas , que
de todo lo que se pueda idear haga un extracto tal, que
no se pueda hacer mejor. No será ageno de este propósito
prevenir aquí al artífice pintor la cautela con que ha de
proceder en pintar efigies, y casos milagrosos de personas
venerables, observando el decreto del señor Urbano VIII.
que es el que se sigue.
."La santidad del Papa Urbano VIII. de feliz memoria,
^en 13 de Marzo del año de 162^ promulgó un decreto en
^ la sacra Congregación de la santa romana y universal I11-
^quisicion , de el mismo confirmado á ^ de Julio de 1631
^con el qual prohíbe se den í la estampa libros que con-
^ tengan vidas, y acciones de hombres ilustres , muertos con
^ fama de santidad, ú de martirio , las virtudes , revelacio-
^ nes, y milagros, gracias, y beneficios, como obtenidos
de Dios, por medio de sus intercesiones, sin ser primero
examinados por el Ordinario.
V asimismo reprueba , en virtud del mismo decreto,
todos aquellos libros que sin el dicho examen fuesen en
adelante impresos. Y es de advertir, que lo mismo que
se dice de los libros, se entiende de las pinturas, por
ser estas libros abiertos donde se lee pintado lo que en
los libros escrito.
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CAPITULO IV.
JS-Ja práctica de la pintura al fresco tiene aquí su debido
lugar, porque no es para copiantes, ni pintores tímidos , ni
sujetos á tener precisamente por donde obrar de caudal age-
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