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Ulises Sebastián Serrano Arias, Beatriz Adriana Gaytán Villalpando
mencionada.46 Ha sido en este sitio donde se han encontrado gran diversidad de
representaciones en esculturas de barro, braseros47, vasos (algunos en forma de
garra) y silbatos, pero no en figurillas, con interesantes influencias mayas, lle-
gando a ser una de las deidades más importantes dentro del panteón zapoteca.
Los arqueólogos Alfonso Caso e Ignacio Bemal, quienes trabajaron en
esta zona arqueológica, han determinado la época de Monte Albán II, a partir
del 200 a.C. hasta el 300 a.C., como la de mayor esplendor y ritualidad en tie-
rras zapotecas, ya que es precisamente en esta región donde ubicamos la mayor
cantidad de efigies hasta ahora encontradas en territorio mesoamericano.48 Sin
embargo también existen numerosas representaciones de periodos posteriores,
principalmente del IIIB y IV considerando que el desarrollo de los zapotecas
fue entre los periodos II y III.
Se sabe además que el quiróptero estuvo estrechamente relacionado con la
presencia del jaguar con claras influencias mayas e incluso ha sido confundido
con dicho animal por parte de los investigadores.49 El murciélago al igual que
el jaguar fue uno de los principales dioses de las épocas II-III de Monte Albán.
Es posible que en esa época gente de Monte Albán proviniera de la zona maya
y trajera consigo el culto al murciélago. Sobre esto, Alfonso Caso y colabora-
dores señalaron: “Parece en consecuencia que la idea de adoración del murcié-
lago, fue traída del sur por las gentes de la época II (...) y después se continuó
hasta el final de Monte Albán.” Tal vez se trató de un grupo de jefes-sacerdotes
que procedían del altiplano de Chiapas o Guatemala, pues aquí se advierten al-
gunos rasgos semejantes. Es probable que estos elementos -premayas en cier-
ta manera- se transformaran en objetos al estilo Oaxaca y que hayan sido pro-
ducidos localmente, para después difundirse en diversas regiones aun fuera de
Mesoamerica.50
La muestra más importante del culto zapoteca es la máscara encontrada
precisamente en esta región, en el adoratorio del Montículo H de la plaza cen-
tral de Monte Albán, y que actualmente está exhibida en el Museo Nacional de
Antropología e Historia de la Ciudad de México [fig. 10]. Hecha de jade pu-
lido, color verde oscuro, es una de las primeras representaciones del numen
46 Westheim 2000: 84.
47 La mayoría de ellos localizados en la colección Kennedy de Oaxaca, procedentes de Tit-
lahuaca, Distrito de Etla (Romero Sandoval 2013: 39).
48 Romero Sandoval 2013: 17-23.
49 Caso, Bernal 1952: 67.
50 En Moundville, Alabama, la cabeza de animal de una pipa de barro fechada después de
900 d.C. parece mostrar la efigie de un murciélago con clara influencia zapoteca (Muñoz Espi-
nosa 2006: 20).
Ulises Sebastián Serrano Arias, Beatriz Adriana Gaytán Villalpando
mencionada.46 Ha sido en este sitio donde se han encontrado gran diversidad de
representaciones en esculturas de barro, braseros47, vasos (algunos en forma de
garra) y silbatos, pero no en figurillas, con interesantes influencias mayas, lle-
gando a ser una de las deidades más importantes dentro del panteón zapoteca.
Los arqueólogos Alfonso Caso e Ignacio Bemal, quienes trabajaron en
esta zona arqueológica, han determinado la época de Monte Albán II, a partir
del 200 a.C. hasta el 300 a.C., como la de mayor esplendor y ritualidad en tie-
rras zapotecas, ya que es precisamente en esta región donde ubicamos la mayor
cantidad de efigies hasta ahora encontradas en territorio mesoamericano.48 Sin
embargo también existen numerosas representaciones de periodos posteriores,
principalmente del IIIB y IV considerando que el desarrollo de los zapotecas
fue entre los periodos II y III.
Se sabe además que el quiróptero estuvo estrechamente relacionado con la
presencia del jaguar con claras influencias mayas e incluso ha sido confundido
con dicho animal por parte de los investigadores.49 El murciélago al igual que
el jaguar fue uno de los principales dioses de las épocas II-III de Monte Albán.
Es posible que en esa época gente de Monte Albán proviniera de la zona maya
y trajera consigo el culto al murciélago. Sobre esto, Alfonso Caso y colabora-
dores señalaron: “Parece en consecuencia que la idea de adoración del murcié-
lago, fue traída del sur por las gentes de la época II (...) y después se continuó
hasta el final de Monte Albán.” Tal vez se trató de un grupo de jefes-sacerdotes
que procedían del altiplano de Chiapas o Guatemala, pues aquí se advierten al-
gunos rasgos semejantes. Es probable que estos elementos -premayas en cier-
ta manera- se transformaran en objetos al estilo Oaxaca y que hayan sido pro-
ducidos localmente, para después difundirse en diversas regiones aun fuera de
Mesoamerica.50
La muestra más importante del culto zapoteca es la máscara encontrada
precisamente en esta región, en el adoratorio del Montículo H de la plaza cen-
tral de Monte Albán, y que actualmente está exhibida en el Museo Nacional de
Antropología e Historia de la Ciudad de México [fig. 10]. Hecha de jade pu-
lido, color verde oscuro, es una de las primeras representaciones del numen
46 Westheim 2000: 84.
47 La mayoría de ellos localizados en la colección Kennedy de Oaxaca, procedentes de Tit-
lahuaca, Distrito de Etla (Romero Sandoval 2013: 39).
48 Romero Sandoval 2013: 17-23.
49 Caso, Bernal 1952: 67.
50 En Moundville, Alabama, la cabeza de animal de una pipa de barro fechada después de
900 d.C. parece mostrar la efigie de un murciélago con clara influencia zapoteca (Muñoz Espi-
nosa 2006: 20).