El murciélago se hizo eterno entre colores y piedras preciosas
81
El animal convertido en signo a través de la forma simbólica, es un ejem-
plo entre tantos, del realismo mítico de las culturas precolombinas, que, partien-
do de la aguda observación del fenómeno real, expresa lo que, para el mundo
y el crear del México antiguo, es la realidad: el sentido mítico del fenómeno.59
Para los Mexicas el culto al murciélago también estaba relacionado con
las deidades del inframundo y los sacrificios humanos vía extracción de órga-
nos y decapitación, con características semejantes a las representaciones de al-
gunas otras culturas mesoamericanas, en este caso, aunada a las ya menciona-
das, se suman los dientes triangulares saliendo por la parte inferior de la boca,
es decir en la comisura de los labios. Este singular dios es representado en bra-
seros, con culto relacionado a Huehueteotl dios del fuego y Mictlantecuhtli dios
de la muerte, vasos y silbatos, además de representar en si mismo atavíos de las
deidades del viento y su dios creador Ehecatl.
La cultura mexica se caracterizó por su actividad principal, la guerra, ac-
ción que dio como origen la deificación relacionada en ambivalencia a la vi-
da-muerte como una sola entidad, destacaron entidades creadoras capaces de
conceder tanto la vitalidad como la ausencia de ella, así como las incógnitas
que encierra. Tal es el caso del murciélago y su presencia tanto en códices como
estructuras físicas, pero el principal aporte de esta cultura al culto del murciéla-
go son los poemas y cantos, todos ellos dedicados a él y sus representaciones,
específicamente del Dador de la vida60 advocación poco estudiada del quiróp-
tero y contrapuesta a las ideas que se tienen que es el dios creador Ometeotl al
que devotamente se dirigen. Sin embargo las pruebas recabadas en los códices,
principalmente en el Borgia destaca en su lámina 44 como el murciélago ofrece
a Xochiquetzal, diosa de las flores, la fertilidad, patrona de las labores domés-
ticas y de las cortesanas, un corazón humano que el investigador Eduard Seler
interpreta como entregar la vida, es decir Dador de la Vida. Mientras tanto en el
Códice Magliabechiano, en uno de sus pasajes en la foja 61v, menciona como
el murciélago por orden de Quetzalcoatl, muerde la vulva de la misma diosa del
relato anterior, Xochiquetzal, dando con ello origen a la menstruación, símbolo
universal de la fertilidad y la vida, convirtiéndose el mamífero en dueño de ella,
siendo él quien da o retira la vida precisamente por este medio.
Nezahualcoyotl, tlatoani de Texcoco61, Tecayehuatzin y Ayocuan de Hue-
jotzingo, Tochihuitzin de Tlatelolco, Ayocuan Cuetzpaltzin de Tecamachalco
59 Westheim 2000: 92.
60 León-Portilla 2005: 120.
61 En las cercanías de Texcoco estaba Tzinacanoztoc -“En la cueva de los murciélagos”-. En
un detalle del Mapa Tlotzin, se hace referencia al nacimiento de Ixtlixochitl, soberano chichime-
ca, padre de Nezahualcoyotl, en él se ve en la parte superior de una cueva a un murciélago en
vuelo (Muñoz Espinosa 2006: 23).
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El animal convertido en signo a través de la forma simbólica, es un ejem-
plo entre tantos, del realismo mítico de las culturas precolombinas, que, partien-
do de la aguda observación del fenómeno real, expresa lo que, para el mundo
y el crear del México antiguo, es la realidad: el sentido mítico del fenómeno.59
Para los Mexicas el culto al murciélago también estaba relacionado con
las deidades del inframundo y los sacrificios humanos vía extracción de órga-
nos y decapitación, con características semejantes a las representaciones de al-
gunas otras culturas mesoamericanas, en este caso, aunada a las ya menciona-
das, se suman los dientes triangulares saliendo por la parte inferior de la boca,
es decir en la comisura de los labios. Este singular dios es representado en bra-
seros, con culto relacionado a Huehueteotl dios del fuego y Mictlantecuhtli dios
de la muerte, vasos y silbatos, además de representar en si mismo atavíos de las
deidades del viento y su dios creador Ehecatl.
La cultura mexica se caracterizó por su actividad principal, la guerra, ac-
ción que dio como origen la deificación relacionada en ambivalencia a la vi-
da-muerte como una sola entidad, destacaron entidades creadoras capaces de
conceder tanto la vitalidad como la ausencia de ella, así como las incógnitas
que encierra. Tal es el caso del murciélago y su presencia tanto en códices como
estructuras físicas, pero el principal aporte de esta cultura al culto del murciéla-
go son los poemas y cantos, todos ellos dedicados a él y sus representaciones,
específicamente del Dador de la vida60 advocación poco estudiada del quiróp-
tero y contrapuesta a las ideas que se tienen que es el dios creador Ometeotl al
que devotamente se dirigen. Sin embargo las pruebas recabadas en los códices,
principalmente en el Borgia destaca en su lámina 44 como el murciélago ofrece
a Xochiquetzal, diosa de las flores, la fertilidad, patrona de las labores domés-
ticas y de las cortesanas, un corazón humano que el investigador Eduard Seler
interpreta como entregar la vida, es decir Dador de la Vida. Mientras tanto en el
Códice Magliabechiano, en uno de sus pasajes en la foja 61v, menciona como
el murciélago por orden de Quetzalcoatl, muerde la vulva de la misma diosa del
relato anterior, Xochiquetzal, dando con ello origen a la menstruación, símbolo
universal de la fertilidad y la vida, convirtiéndose el mamífero en dueño de ella,
siendo él quien da o retira la vida precisamente por este medio.
Nezahualcoyotl, tlatoani de Texcoco61, Tecayehuatzin y Ayocuan de Hue-
jotzingo, Tochihuitzin de Tlatelolco, Ayocuan Cuetzpaltzin de Tecamachalco
59 Westheim 2000: 92.
60 León-Portilla 2005: 120.
61 En las cercanías de Texcoco estaba Tzinacanoztoc -“En la cueva de los murciélagos”-. En
un detalle del Mapa Tlotzin, se hace referencia al nacimiento de Ixtlixochitl, soberano chichime-
ca, padre de Nezahualcoyotl, en él se ve en la parte superior de una cueva a un murciélago en
vuelo (Muñoz Espinosa 2006: 23).