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Fernando Davis
La productividad crítica de la nueva poesía se ubicaba, para Vigo, en esta
doble dimensión participativa y constructiva que hacía del tradicional espec-
tador un operador activo del proceso artístico, capaz de intervenir alterando
o modificando el poema. En esta dirección crítica se situaba el dispositivo lú-
dico que Ginzburg proyectó para el número 24 de Diagonal Cero (precisamen-
te el número en el que la revista se autoanunciaba como “cosa”), Oración equi-
valente, un sobre transparente con una serie de círculos de papel y celofán con
diferentes diámetros e impresos con tramas y formas circulares, que el lector
podía superponer o combinar de diferentes maneras, construyendo sus propios
poemas visuales.
También en 1967, a instancias de Jean-Franęois Bory y Brian Lane, res-
ponsables de la editorial francesa Contexte, Vigo proyectó el libro de artista
Poéme Mathématique Baroque, publicado ese mismo año. Retomando los jue-
gos formales que ensayaba entonces en la diagramación de Diagonal Cero, los
Poéme Mathématique Baroque presentan tres poesías matemáticas con cartu-
linas de diferentes colores, articuladas a través de agujeros circulares, cortes
y dobleces del soporte. Para Vigo, la participación del observador constituía,
como en su revista, una condición privilegiada en la manipulación del libro de
artista:
El observador ya no se queda con la única posibilidad de mover las pá-
ginas o seguir un ritmo ya dado por la numeración de las mismas, sino
que puede participar en un acto-creativo-condicionado (y decimos condi-
cionado pues recibe los elementos con los cuales deberá jugar), al inter-
cambiar, conjugar de distintas formas las hojas. Aceptando incluso de
una fuente de luz que torna los elementos geométricos utilizados en una
a-geometrización por las secuencias de sombras cortadas o difusas según
la colocación de las hojas.58
Vigo había tomado contacto con los editores de Contexte en 1966. Como
se ha mencionado, Bory publicaba entonces, junto con el poeta Julien Blaine, la
revista Approches, también dedicada a las manifestaciones de la nueva poesía.
En 1968 el número 3 de Approches, dedicado a la poesía visual, incluyó poe-
mas de Ginzburg, Pazos y Vigo. Un año antes Diagonal Cero presentaba sendos
ensayos de Bory y Blaine59 y este último convocaba a Pazos y a Vigo a partici-
par en el Premier inventaire de la poésie elementaire en la galería Denise Davy
de París. Allí Vigo expuso los Poéme Mathématique Baroque, mientras que Pa-
zos presentó su “libro-objeto” El Dios del Laberinto, una botella con un poema
enrollado en su interior. En su crónica de la exposición, Blaine señaló como los
58 Vigo 1968.
59 Blaine 1967a; Bory 1967. Ambos textos traducidos del francés por Elena Comas.
Fernando Davis
La productividad crítica de la nueva poesía se ubicaba, para Vigo, en esta
doble dimensión participativa y constructiva que hacía del tradicional espec-
tador un operador activo del proceso artístico, capaz de intervenir alterando
o modificando el poema. En esta dirección crítica se situaba el dispositivo lú-
dico que Ginzburg proyectó para el número 24 de Diagonal Cero (precisamen-
te el número en el que la revista se autoanunciaba como “cosa”), Oración equi-
valente, un sobre transparente con una serie de círculos de papel y celofán con
diferentes diámetros e impresos con tramas y formas circulares, que el lector
podía superponer o combinar de diferentes maneras, construyendo sus propios
poemas visuales.
También en 1967, a instancias de Jean-Franęois Bory y Brian Lane, res-
ponsables de la editorial francesa Contexte, Vigo proyectó el libro de artista
Poéme Mathématique Baroque, publicado ese mismo año. Retomando los jue-
gos formales que ensayaba entonces en la diagramación de Diagonal Cero, los
Poéme Mathématique Baroque presentan tres poesías matemáticas con cartu-
linas de diferentes colores, articuladas a través de agujeros circulares, cortes
y dobleces del soporte. Para Vigo, la participación del observador constituía,
como en su revista, una condición privilegiada en la manipulación del libro de
artista:
El observador ya no se queda con la única posibilidad de mover las pá-
ginas o seguir un ritmo ya dado por la numeración de las mismas, sino
que puede participar en un acto-creativo-condicionado (y decimos condi-
cionado pues recibe los elementos con los cuales deberá jugar), al inter-
cambiar, conjugar de distintas formas las hojas. Aceptando incluso de
una fuente de luz que torna los elementos geométricos utilizados en una
a-geometrización por las secuencias de sombras cortadas o difusas según
la colocación de las hojas.58
Vigo había tomado contacto con los editores de Contexte en 1966. Como
se ha mencionado, Bory publicaba entonces, junto con el poeta Julien Blaine, la
revista Approches, también dedicada a las manifestaciones de la nueva poesía.
En 1968 el número 3 de Approches, dedicado a la poesía visual, incluyó poe-
mas de Ginzburg, Pazos y Vigo. Un año antes Diagonal Cero presentaba sendos
ensayos de Bory y Blaine59 y este último convocaba a Pazos y a Vigo a partici-
par en el Premier inventaire de la poésie elementaire en la galería Denise Davy
de París. Allí Vigo expuso los Poéme Mathématique Baroque, mientras que Pa-
zos presentó su “libro-objeto” El Dios del Laberinto, una botella con un poema
enrollado en su interior. En su crónica de la exposición, Blaine señaló como los
58 Vigo 1968.
59 Blaine 1967a; Bory 1967. Ambos textos traducidos del francés por Elena Comas.