Sztuka Ameryki Łacińskiej 2017, nr 7
ISSN 2299-260X
Imágenes y palabras al acecho. Artes visuales y poesía
hacia el fin de la dictadura en Argentina
Viviana Usubiaga
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad de Buenos Aires
Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional San Martín
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Dictadura y memoria
La dictadura iniciada con el golpe militar el 24 de marzo de 1976 en Argen-
tina oficializó tanto el terror como el terrorismo de Estado que se venían ges-
tando años antes a nivel local y continental. Se estableció un régimen no solo
autoritario sino criminal que ejerció sistemáticamente la violencia extrema en
todos los órdenes de la vida social, a través de un “dispositivo concentrators”
que aniquilaba a la ciudadanía considerada “enemiga” al tiempo que operaba
a través de la disciplina y el temor sobre el resto de la sociedad.1 Un número
estimado por los organismos de Derechos Humanos en 30.000 desaparecidos;
decenas de víctimas de la tortura sistematizada en centros clandestinos de de-
tención; miles de exiliados y autoexiliados; represión y censura; apropiación de
bebés; cientos de familias desmembradas y saqueadas conforman un llano sem-
blante de algunos de los hechos traumáticos de la dictadura más cruenta de la
historia argentina.
Véase: Calveiro 2001 y Vezzetti 2002.
ISSN 2299-260X
Imágenes y palabras al acecho. Artes visuales y poesía
hacia el fin de la dictadura en Argentina
Viviana Usubiaga
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Universidad de Buenos Aires
Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional San Martín
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
Dictadura y memoria
La dictadura iniciada con el golpe militar el 24 de marzo de 1976 en Argen-
tina oficializó tanto el terror como el terrorismo de Estado que se venían ges-
tando años antes a nivel local y continental. Se estableció un régimen no solo
autoritario sino criminal que ejerció sistemáticamente la violencia extrema en
todos los órdenes de la vida social, a través de un “dispositivo concentrators”
que aniquilaba a la ciudadanía considerada “enemiga” al tiempo que operaba
a través de la disciplina y el temor sobre el resto de la sociedad.1 Un número
estimado por los organismos de Derechos Humanos en 30.000 desaparecidos;
decenas de víctimas de la tortura sistematizada en centros clandestinos de de-
tención; miles de exiliados y autoexiliados; represión y censura; apropiación de
bebés; cientos de familias desmembradas y saqueadas conforman un llano sem-
blante de algunos de los hechos traumáticos de la dictadura más cruenta de la
historia argentina.
Véase: Calveiro 2001 y Vezzetti 2002.