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Viviana Usubiaga
Aires junto al pintor Alfredo Prior, Arturo Carrera se trasladó nuevamente a su
pueblo natal hacia 1976. Allí comenzó a organizar, junto con su mujer, Chiquita
Gramajo, exposiciones de artistas plásticos en la Casa de la Cultura de la Muni-
cipalidad pringlense. La noticia de las muestras llegó a Buenos Aires a través de
la revista Artinf Arte informa, donde El poeta era un asiduo colaborador como
crítico cultural. En sus páginas se leyó:
En Pringles, pequeña ciudad del sur, con motivo de los cien años de su
fundación, se inició el ciclo: Panorama de la pintura actual. La cuidado-
sa selección y coordinación de Chiquita Gramajo incluye a [Carlos] Bis-
solino, [Alfredo] Prior, [Alejandro] Puente, [Gabriel] Messil, [Enrique]
Aguirrezabala y otros conocidos artistas. Los textos de los catálogos -so-
netos- pertenecen a Arturo Carrera.9
En aquellos años de dictadura Pringles, una ciudad alejada de los centros
urbanos y en particular de Buenos Aires, se convirtió así en una suerte de asi-
lo para los artistas que deseaban pese a todo continuar con su labor. No obs-
tante, ese refugio contra la opresión del régimen, no siempre funcionaba. Apar-
te de la exposición mencionada, sólo lograron realizarse las de Bissolino y de
Aguirrezabala. Como anuncio de su muestra, este último hizo en cartel pasaca-
lles una suerte de graffiti con pintura roja. Inmediatamente se presentó en el lu-
gar un emisario del intendente para comunicar su disgusto por el color utiliza-
do en un cartel en la vía pública. En consecuencia, la exhibición fue levantada
junto con el resto de la programación.10 De todos modos, los retiros o safaris
-como solían llamarlo los participantes- hacia el sur bonaerense continuaron
y “allí se concibieron obras”, según recuerda Fogwill respecto de sus encuen-
tros pringlenses junto a los poetas Perlongher, Lamborghini, Emeterio Cerro y
el pintor Alfredo Prior.11
En el otoño de 1981 Carrera y Lamborghini escribieron allí una procla-
ma que prologa el drama sainetesco titulado Palacio de los aplausos (o el sue-
lo del sentido) sobre el que me detendré. La proclama, fechada el 25 de abril de
1981 sentencia:
“/ no queremos asistir en la prensa
al espectáculo / de sangre /
que va a darse en la República ...no...
/...no hemos aprendido a cortejar
en sus extravíos / ni a los
partidos ni a los
9 S/A 1981: 44.
10 Entrevista de la autora a Arturo Carrera, Buenos Aires 2005.
11 Fogwill 2002: 59.
Viviana Usubiaga
Aires junto al pintor Alfredo Prior, Arturo Carrera se trasladó nuevamente a su
pueblo natal hacia 1976. Allí comenzó a organizar, junto con su mujer, Chiquita
Gramajo, exposiciones de artistas plásticos en la Casa de la Cultura de la Muni-
cipalidad pringlense. La noticia de las muestras llegó a Buenos Aires a través de
la revista Artinf Arte informa, donde El poeta era un asiduo colaborador como
crítico cultural. En sus páginas se leyó:
En Pringles, pequeña ciudad del sur, con motivo de los cien años de su
fundación, se inició el ciclo: Panorama de la pintura actual. La cuidado-
sa selección y coordinación de Chiquita Gramajo incluye a [Carlos] Bis-
solino, [Alfredo] Prior, [Alejandro] Puente, [Gabriel] Messil, [Enrique]
Aguirrezabala y otros conocidos artistas. Los textos de los catálogos -so-
netos- pertenecen a Arturo Carrera.9
En aquellos años de dictadura Pringles, una ciudad alejada de los centros
urbanos y en particular de Buenos Aires, se convirtió así en una suerte de asi-
lo para los artistas que deseaban pese a todo continuar con su labor. No obs-
tante, ese refugio contra la opresión del régimen, no siempre funcionaba. Apar-
te de la exposición mencionada, sólo lograron realizarse las de Bissolino y de
Aguirrezabala. Como anuncio de su muestra, este último hizo en cartel pasaca-
lles una suerte de graffiti con pintura roja. Inmediatamente se presentó en el lu-
gar un emisario del intendente para comunicar su disgusto por el color utiliza-
do en un cartel en la vía pública. En consecuencia, la exhibición fue levantada
junto con el resto de la programación.10 De todos modos, los retiros o safaris
-como solían llamarlo los participantes- hacia el sur bonaerense continuaron
y “allí se concibieron obras”, según recuerda Fogwill respecto de sus encuen-
tros pringlenses junto a los poetas Perlongher, Lamborghini, Emeterio Cerro y
el pintor Alfredo Prior.11
En el otoño de 1981 Carrera y Lamborghini escribieron allí una procla-
ma que prologa el drama sainetesco titulado Palacio de los aplausos (o el sue-
lo del sentido) sobre el que me detendré. La proclama, fechada el 25 de abril de
1981 sentencia:
“/ no queremos asistir en la prensa
al espectáculo / de sangre /
que va a darse en la República ...no...
/...no hemos aprendido a cortejar
en sus extravíos / ni a los
partidos ni a los
9 S/A 1981: 44.
10 Entrevista de la autora a Arturo Carrera, Buenos Aires 2005.
11 Fogwill 2002: 59.