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HBR0TERCER8, CAP. V!I.

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lo cual puede ser causa de vidriarse el aparejo y sal-
tar. Dorau en tiempo de invierno con vino tinto en
vez de agua, porque se les cuaja y hiela. La calidad
del bol de Llanos es casi negro, duro de moler y muy
fuerte, y requiere la templa más ñaca. La madera
ordinariamente que se labra en arquitectura es de
pino y suele llover resina, particularmente en los
nudos, que los tienen muy grandes, y á veces sale
sobre el mesmo aparejo. Y para prevenir este daño
ha enseñado la experiencia que el mejor remedio es
echar sobre los nudos lienzas con engrudo muy
fuerte, después de la giscola, y aparejar encima,
porque no basta haberlo primero picado, quemado y
dado con ajos.
Lo que se practica en nuestra Andalucía cerca de Aparas M
los aparejos es en esta forma: el retazo de carnero
se echa en agua poco antes de lavarse; después se
lava en cuatro ó cinco aguas hasta que sale el agua
bien clara, porque la limpieza en esta parte es cosa
muy esencial, hasta en las vasijas. Cubrirse há bas- Eicocerdeergrudo.
tantemente de agua dulce, por tener de ordinario 1a.
de los pozos algún salitre y corromperse más presto
la cola. Cocerá y hervirá hasta tanto que esté bien
fuerte y se pruebe en las palmas de las manos asiendo
una con otra. El retazo de carnero tiene más vigor
que el de cabritilla, aunque este se cuece más presto
y se deshace, pero aquel no se deshace y es más lim-
pio. Colarse há con cedazo de cerdas no muy espeso
en un lebrillo ó maceton, y después de helado se verá
mejor su fortaleza y si ha menester agua por estar
fuerte, ó algunas tajadas de engrudo por estar ñaco.
En el modo de usar la giscola se halla alguna va- La giscta.
 
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