LA CUESTIÓN PLÁSTICA EN LAS ILUSTRACIONES DE ROSANA FARÍA... 129
no sea el único modelo de percepción para ver o leer, asumir nuevas caracte-
rísticas conlleva a presentar consideraciones estéticas diferentes. Tanto si “ve-
mos” a través del tacto, como del gusto y/o del oído, el problema trasciende ha-
cia otros campos no sólo sensoriales, sino también específicamente estéticos.
Puesto que las edades comprenden diferentes formas de mirar la cosas. En este
sentido la relación plástica que se puede acercar a los colores se manifiesta de
múltiples formas, volvamos a Kandinsky cuando refiriéndose a las influencias
del negro y el blanco en los colores afirma:
[A]l incluir la diferencia de claro y oscuro: el efecto del amarillo aumenta
cuanto más claro sea (es decir, cuando se le añade blanco) y el efecto del
azul se potencia al oscurecerlo (mezcla con negro). Todo ello es aún más
importante si observamos que el amarillo tiende de tal modo a la claridad
(al blanco) que prácticamente no existe un amarillo oscuro. Existe pues
un profundo parentesco físico entre el amarillo y el blanco, así como en-
tre el azul y el negro, ya que el azul puede ser tan profundo que no se dis-
tinga del negro. Además de este parentesco físico, existe un parentesco
moral, que separa profundamente por su valor interno a las dos parejas
de colores (amarillo y blanco por un lado, azul y negro por el otro) mien-
tras une estrechamente a los miembros de cada pareja (más adelante nos
referiremos a la relación blanco-negro)"*.
: /
[Fig. 5. Ciborg — La creación de Neil Harbisson.]
Las perspectivas estéticas de las artes plásticas y lo que implica de ellas
en su condición de mirarlas, ver el cuadro, la instalación, el retrato, etc., ha sido
objeto de múltiples estudios, puesta en clave de determinadas preguntas, ya que
mirar algo, verlo, en especial si el hecho mirado requiere afrontar la visión des-
10 KANDINSKY 1999: 66—67.
no sea el único modelo de percepción para ver o leer, asumir nuevas caracte-
rísticas conlleva a presentar consideraciones estéticas diferentes. Tanto si “ve-
mos” a través del tacto, como del gusto y/o del oído, el problema trasciende ha-
cia otros campos no sólo sensoriales, sino también específicamente estéticos.
Puesto que las edades comprenden diferentes formas de mirar la cosas. En este
sentido la relación plástica que se puede acercar a los colores se manifiesta de
múltiples formas, volvamos a Kandinsky cuando refiriéndose a las influencias
del negro y el blanco en los colores afirma:
[A]l incluir la diferencia de claro y oscuro: el efecto del amarillo aumenta
cuanto más claro sea (es decir, cuando se le añade blanco) y el efecto del
azul se potencia al oscurecerlo (mezcla con negro). Todo ello es aún más
importante si observamos que el amarillo tiende de tal modo a la claridad
(al blanco) que prácticamente no existe un amarillo oscuro. Existe pues
un profundo parentesco físico entre el amarillo y el blanco, así como en-
tre el azul y el negro, ya que el azul puede ser tan profundo que no se dis-
tinga del negro. Además de este parentesco físico, existe un parentesco
moral, que separa profundamente por su valor interno a las dos parejas
de colores (amarillo y blanco por un lado, azul y negro por el otro) mien-
tras une estrechamente a los miembros de cada pareja (más adelante nos
referiremos a la relación blanco-negro)"*.
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[Fig. 5. Ciborg — La creación de Neil Harbisson.]
Las perspectivas estéticas de las artes plásticas y lo que implica de ellas
en su condición de mirarlas, ver el cuadro, la instalación, el retrato, etc., ha sido
objeto de múltiples estudios, puesta en clave de determinadas preguntas, ya que
mirar algo, verlo, en especial si el hecho mirado requiere afrontar la visión des-
10 KANDINSKY 1999: 66—67.