LA CUESTIÓN PLÁSTICA EN LAS ILUSTRACIONES DE ROSANA FARÍA... 131
estimulador del pleno desarrollo productivo de la inteligencia y del pensamien-
to. Lo que se afirma de ello es que el estímulo al pensamiento es potenciado
como una “provocación”, activándose a partir de sus prácticas. El niño juega al
mundo, y el libro es una aventura y una invitación a todo ello. En este sentido
veamos lo que afirma Gianni Rodari:
El niño, durante su crecimiento, atraviesa una fase en la que los objetos
le sirven sobre todo como símbolos. Es la fase en la que se instituyen las
funciones simbólicas del lenguaje y del juego para convertirse en com-
ponentes de la personalidad. A esta fase, a tales funciones, es a lo que se
liga el trabajo del escritor para niños. Sustancialmente construye objetos
para el juego; es decir, juguetes; hechos de palabras, de imágenes, tam-
bién de madera y plástico, pero son juguetes"*.
El arte de leer, tanto como el de escribir proponen siempre un encadena-
miento de experiencias que proporcionalmente resultan inmanentes a la cues-
tión propiamente plástica y/o pictórica, en especial si se trata de un libro des-
tinado a niños. La pintura no es una mímesis de la realidad superpuesta sobre
el modelo del dibujo, pero al contrario éste sí será una fuente primaria para lle-
gar a la pintura.
Los artistas plásticos no pintan ya sobre el modelo del dibujo. Sin embar-
go, para el niño, el borde, el trazado, el esquema o el delineo sí es una cuestión
de importancia porque les modela el dibujo y los conduce a la toma en puesta
de la forma, figura y fondo, y así también de las condiciones que nos permiten
construir conceptos en el marco de un contexto determinado. Así las imágenes
que observamos en el cuento de Faría y Cottin, son siempre imagenes, ilustra-
ciones en las cuales la base parece ser un molde del dibujo, que en este caso su-
perpuestas a través de los contrastes, que como ya hemos dicho, juegan en la
dicotomía blanco-negro, negro-blanco. A pesar de ello la línea que bordea el di-
bujo, aquella que lo delinea, en este sentido doble-múltiple, es una abstracción
que deriva en color. El color también es un borde difuso, difuminado y la con-
dición ulterior de la línea. El trazo, es un principio elemental en el dibujo pero
también lo es en el desarrollo del pensamiento abstracto del niño. El niño dibu-
Ja los colores, los traza, y establece con ellos un doble contacto. Por lo tanto el
aprendizaje del color y sus diferencias supera el canon de que para aprender hay
que ver. La cultura mimética de la reproducción por medio de la vista está clau-
surada en “El libro negro de los colores”. Faría y Cottin, buscan afrontar la ex-
periencia de los colores a través de otros sentidos distintos. Asociar imagen en
la oscuridad, es decir en el lugar donde no la hay, añadir texto y código braille,
confieren y confirman que se genera una relación profunda de abstracción en
13 RoDARI 1980: 43.
estimulador del pleno desarrollo productivo de la inteligencia y del pensamien-
to. Lo que se afirma de ello es que el estímulo al pensamiento es potenciado
como una “provocación”, activándose a partir de sus prácticas. El niño juega al
mundo, y el libro es una aventura y una invitación a todo ello. En este sentido
veamos lo que afirma Gianni Rodari:
El niño, durante su crecimiento, atraviesa una fase en la que los objetos
le sirven sobre todo como símbolos. Es la fase en la que se instituyen las
funciones simbólicas del lenguaje y del juego para convertirse en com-
ponentes de la personalidad. A esta fase, a tales funciones, es a lo que se
liga el trabajo del escritor para niños. Sustancialmente construye objetos
para el juego; es decir, juguetes; hechos de palabras, de imágenes, tam-
bién de madera y plástico, pero son juguetes"*.
El arte de leer, tanto como el de escribir proponen siempre un encadena-
miento de experiencias que proporcionalmente resultan inmanentes a la cues-
tión propiamente plástica y/o pictórica, en especial si se trata de un libro des-
tinado a niños. La pintura no es una mímesis de la realidad superpuesta sobre
el modelo del dibujo, pero al contrario éste sí será una fuente primaria para lle-
gar a la pintura.
Los artistas plásticos no pintan ya sobre el modelo del dibujo. Sin embar-
go, para el niño, el borde, el trazado, el esquema o el delineo sí es una cuestión
de importancia porque les modela el dibujo y los conduce a la toma en puesta
de la forma, figura y fondo, y así también de las condiciones que nos permiten
construir conceptos en el marco de un contexto determinado. Así las imágenes
que observamos en el cuento de Faría y Cottin, son siempre imagenes, ilustra-
ciones en las cuales la base parece ser un molde del dibujo, que en este caso su-
perpuestas a través de los contrastes, que como ya hemos dicho, juegan en la
dicotomía blanco-negro, negro-blanco. A pesar de ello la línea que bordea el di-
bujo, aquella que lo delinea, en este sentido doble-múltiple, es una abstracción
que deriva en color. El color también es un borde difuso, difuminado y la con-
dición ulterior de la línea. El trazo, es un principio elemental en el dibujo pero
también lo es en el desarrollo del pensamiento abstracto del niño. El niño dibu-
Ja los colores, los traza, y establece con ellos un doble contacto. Por lo tanto el
aprendizaje del color y sus diferencias supera el canon de que para aprender hay
que ver. La cultura mimética de la reproducción por medio de la vista está clau-
surada en “El libro negro de los colores”. Faría y Cottin, buscan afrontar la ex-
periencia de los colores a través de otros sentidos distintos. Asociar imagen en
la oscuridad, es decir en el lugar donde no la hay, añadir texto y código braille,
confieren y confirman que se genera una relación profunda de abstracción en
13 RoDARI 1980: 43.