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Ulises Sebastián Serrano Arias, Beatriz Adriana Gaytán Villalpando
del murciélago, la de Dador de la Vida y Mensajero de los Dioses, destaca su
existencia por ser uno de los escritos mejor conservados y justificar la presencia
del quiróptero así como su origen, precisamente en la foja 61v.
Finalmente, el último de los códices donde encontramos claras represen-
taciones de nuestra deidad alada es el Códice Porfirio Díaz u Tututepetongo,
[fig. 18], un grabado donde aparece el múrciélago en actitud distinta a la ofre-
cida por los códices anteriores. No se encuentra en él como figura del decapita-
dor, sino que en esta ocasión se observa una escena de extracción de corazón,
relacionada también con un órgano vital y la representación de fluidos sagrados
como la sangre. Además, dicha figura del murciélago es rodeada por jaguares y
águilas, animales identificados con acciones de sacrificio, vía decapitación, ex-
tracción y desmembramiento, en imágenes relacionadas una vez más a deida-
des creadoras del inframundo y de la tierra.* * 76
Es de mencionar que aunque en algunos otros códices aparece la figura del
murciélago, esta es usada solo con fines de representación e identificación, tal
y como sucede con los siguientes casos: En la matrícula de tributos del Códice
Mendocino, donde Zinacantepec, comunidad localizada en el Valle de Toluca,
en el actual Estado de México, importante entidad sociopolítica mesoamerica-
na77 y cuyo nombre tiene como significado “lugar en el cerro de los murciéla-
gos” es representado precisamente por el jeroglífico de un cerro con un mur-
ciélago en su cima78; en el altiplano pero cerca de la cuenca lacustre del Valle
de México, se encuentra una cueva de nombre Tzinacanostoc mencionada en el
Códice Xolotl y según el cual está localizada cerca de Tepetlaostoc, en las cer-
canías de Texcoco, en el actual Estado de México79 80; en el Códice Azoyúfi se
identifica al gobernante principal de Tecuanapan, en el hoy Estado de Guerre-
ro, como un individuo sentado que lleva por nombre Murciélago, dando mues-
glosario de elementos religiosos y cosmológicos. Actualmente forma parte de la Biblioteca Na-
zionale Centrale de Florencia, en Italia (Hill Boone 1983: 91-145).
76 Procedente de Cuicatlan en el Norte de Oaxaca, actualmente se encuentra en el Museo Na-
cional de Antropología de la Ciudad de México, fabricado en piel de venado y con una longitud
de 4.21 m. con forma de biombo dividido en 42 páginas (Nayar 2009: 33).
77 Macazaga 1979: 80-90.
78 Caso, Bernal 1952: 67.
79 Villa Ramírez 1966: 45.
80 El Códice Azoyú 1 es un documento pictográfico realizado sobre papel amate en el siglo
XVI. En sus 38 folios, anverso, se plasmaron imágenes propias de la tradición indígena, mien-
tras que sólo en el folio 23 incluye palabras en latín. Su contenido hace referencia a los aconte-
cimientos históricos ocurridos en la región geográfica y cultural conocida como La Montaña de
Guerrero, situada en la parte oriente-central del actual estado de Guerrero, habitada por distintos
grupos étnicos: mixtéeos, nahuas tlapanecos. El documento narra la sucesión de gobernantes, ge-
nealogías y conquistas del reino de Tlachinollan-Caltitlan entre los años 1300 y 1565, además
de presentar figuras y escenas con rituales prehispánicos propios de la zona (Vega 1991: 15-20).
Ulises Sebastián Serrano Arias, Beatriz Adriana Gaytán Villalpando
del murciélago, la de Dador de la Vida y Mensajero de los Dioses, destaca su
existencia por ser uno de los escritos mejor conservados y justificar la presencia
del quiróptero así como su origen, precisamente en la foja 61v.
Finalmente, el último de los códices donde encontramos claras represen-
taciones de nuestra deidad alada es el Códice Porfirio Díaz u Tututepetongo,
[fig. 18], un grabado donde aparece el múrciélago en actitud distinta a la ofre-
cida por los códices anteriores. No se encuentra en él como figura del decapita-
dor, sino que en esta ocasión se observa una escena de extracción de corazón,
relacionada también con un órgano vital y la representación de fluidos sagrados
como la sangre. Además, dicha figura del murciélago es rodeada por jaguares y
águilas, animales identificados con acciones de sacrificio, vía decapitación, ex-
tracción y desmembramiento, en imágenes relacionadas una vez más a deida-
des creadoras del inframundo y de la tierra.* * 76
Es de mencionar que aunque en algunos otros códices aparece la figura del
murciélago, esta es usada solo con fines de representación e identificación, tal
y como sucede con los siguientes casos: En la matrícula de tributos del Códice
Mendocino, donde Zinacantepec, comunidad localizada en el Valle de Toluca,
en el actual Estado de México, importante entidad sociopolítica mesoamerica-
na77 y cuyo nombre tiene como significado “lugar en el cerro de los murciéla-
gos” es representado precisamente por el jeroglífico de un cerro con un mur-
ciélago en su cima78; en el altiplano pero cerca de la cuenca lacustre del Valle
de México, se encuentra una cueva de nombre Tzinacanostoc mencionada en el
Códice Xolotl y según el cual está localizada cerca de Tepetlaostoc, en las cer-
canías de Texcoco, en el actual Estado de México79 80; en el Códice Azoyúfi se
identifica al gobernante principal de Tecuanapan, en el hoy Estado de Guerre-
ro, como un individuo sentado que lleva por nombre Murciélago, dando mues-
glosario de elementos religiosos y cosmológicos. Actualmente forma parte de la Biblioteca Na-
zionale Centrale de Florencia, en Italia (Hill Boone 1983: 91-145).
76 Procedente de Cuicatlan en el Norte de Oaxaca, actualmente se encuentra en el Museo Na-
cional de Antropología de la Ciudad de México, fabricado en piel de venado y con una longitud
de 4.21 m. con forma de biombo dividido en 42 páginas (Nayar 2009: 33).
77 Macazaga 1979: 80-90.
78 Caso, Bernal 1952: 67.
79 Villa Ramírez 1966: 45.
80 El Códice Azoyú 1 es un documento pictográfico realizado sobre papel amate en el siglo
XVI. En sus 38 folios, anverso, se plasmaron imágenes propias de la tradición indígena, mien-
tras que sólo en el folio 23 incluye palabras en latín. Su contenido hace referencia a los aconte-
cimientos históricos ocurridos en la región geográfica y cultural conocida como La Montaña de
Guerrero, situada en la parte oriente-central del actual estado de Guerrero, habitada por distintos
grupos étnicos: mixtéeos, nahuas tlapanecos. El documento narra la sucesión de gobernantes, ge-
nealogías y conquistas del reino de Tlachinollan-Caltitlan entre los años 1300 y 1565, además
de presentar figuras y escenas con rituales prehispánicos propios de la zona (Vega 1991: 15-20).