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Ana Longoni
como marxista, su vínculo con la izquierda partidaria fue tenso, en la medida en
que su actividad intelectual no cuadraba con los modelos de “intelectual com-
prometido” (sartreano) o “intelectual orgánico” (gramsciano) que imperaban
entonces. A contrapelo de la tendencia antiintelectualista que imponía el pasaje
a la acción directa como medida del compromiso militante, reivindicó (para sí
y para los intelectuales en general) un rol fundamentalmente teórico en el pro-
ceso histórico. Como escribe Germán García, Masotta incomoda
al insistir en llamarse marxista mientras realiza un happening, al decirse
un intelectual comprometido que organiza una bienal de la historieta, al
querer que se tome en serio la vanguardia plástica en ámbitos donde se
hablaba seriamente de la “toma del poder por las armas”.37
[Fig. 7. Oscar Masotta, “Para inducir al espíritu de la imagen”, Buenos Aires, 1966.]
Uno de los happenings de Masotta se titula Para inducir al espíritu de la
imagen, realizado en el Di Telia en noviembre de 1966. Durante más de una
hora cuarenta hombres y mujeres mayores, vestidos pobremente, se expusieron
a ser mirados fuertemente iluminados y “abigarrados en una tarima”, a cambio
de una paga como extras teatrales. Masotta definió su happening como “un acto
de sadismo social explicitado”.
37 En: Izaguirre 1999: 122-3.
Ana Longoni
como marxista, su vínculo con la izquierda partidaria fue tenso, en la medida en
que su actividad intelectual no cuadraba con los modelos de “intelectual com-
prometido” (sartreano) o “intelectual orgánico” (gramsciano) que imperaban
entonces. A contrapelo de la tendencia antiintelectualista que imponía el pasaje
a la acción directa como medida del compromiso militante, reivindicó (para sí
y para los intelectuales en general) un rol fundamentalmente teórico en el pro-
ceso histórico. Como escribe Germán García, Masotta incomoda
al insistir en llamarse marxista mientras realiza un happening, al decirse
un intelectual comprometido que organiza una bienal de la historieta, al
querer que se tome en serio la vanguardia plástica en ámbitos donde se
hablaba seriamente de la “toma del poder por las armas”.37
[Fig. 7. Oscar Masotta, “Para inducir al espíritu de la imagen”, Buenos Aires, 1966.]
Uno de los happenings de Masotta se titula Para inducir al espíritu de la
imagen, realizado en el Di Telia en noviembre de 1966. Durante más de una
hora cuarenta hombres y mujeres mayores, vestidos pobremente, se expusieron
a ser mirados fuertemente iluminados y “abigarrados en una tarima”, a cambio
de una paga como extras teatrales. Masotta definió su happening como “un acto
de sadismo social explicitado”.
37 En: Izaguirre 1999: 122-3.