Re VISITANDO EL ORDEN ZOOMORFO...
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Por último, hay que mencionar los rasgos de la retablística del XVIII de
carácter general. La estructura de la calle central tiene desfasados sus registros
en relación a las de los laterales a causa de superponer nichos tratados como
templetes. Esto es un rasgo que propone Marco Doria37 como constante del re-
tablo boliviano del XVIII poniendo como modelo el altar mayor de la Merced
de Sucre. Dicho retablo de la Merced es descripto por Wethey como “... repre-
sentativo del barroco español en su máximo esplendor .. .”38 y en su decoración
encuentra una de las características que por su exotismo entrarían dentro de lo
que este autor considera como arte ‘mestizo’: las papayas. Este desfase de la
calle central rompe con la lógica de la grilla renacentista donde los distintos ni-
veles se superponen. Otro rasgo del XVIII, de origen cuzqueño, es el uso de
espejos39. Fueron utilizados en el trono de la Virgen y, cuando el trono fue re-
modelado, se colocaron en el sagrario40. El inventario de 1773, da cuenta de su
distribución en el trono:
[...] en cada lado de dho Trono tiene dos espejos con sus marcos dorados
[...] la coronasión de NraSa esta chapeada con plata, las puntas de plata,
y en dha coronasión tiene siete espejos [...]41.
Asimismo, encontramos en el retablo mayor de Pomata un gran moldu-
rado que quiebra el planismo renacentista haciéndolo avanzar a partir del pla-
no de fondo hacia el fiel en busca de una mayor comunicación e impacto; este
cornisón es similar a los de los retablos de la Merced, Santa Catalina o Santa
Teresa de Cuzco. Además, tiene un ático de contornos quebrados e irregulares,
unificado por la cartonería. Finalmente, otra característica del XVIII es la mul-
tiplicación de elementos, es este caso, la duplicación de las columnas salomó-
nicas.
A partir del análisis detallado del retablo del altar mayor de Pomata, ve-
mos las similitudes con el altar principal de Iglesia Nuestra Señora de la Asun-
ción de Yunguyo [Fig. 6], pues: es de tres calles y dos cuerpos pero con sota-
banco, aunque de carácter más simplificado - no tiene cartonería ni ático su
estilo es también de transición entre el barroco finisecular del siglo XVII y el
estilo ‘mestizo’ dieciochesco: columnas mixtas - salomónicas tritóstilas - con
capiteles zoom orfo de delfines [Fig. 8], los ornamentos que acompañan a los
tableros de las pinturas inferiores como el frontón curvo quebrado, el trono de
la Virgen, la calle central tiene desfasados sus registros en relación a las de los
37 Mesa-Gisbert 1972: 198
38 Wethey 1960: 111
39 Mesa-Gisbert 1972: 184
40 Ver nota 4.
41 ARP 1773: 6 v.
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Por último, hay que mencionar los rasgos de la retablística del XVIII de
carácter general. La estructura de la calle central tiene desfasados sus registros
en relación a las de los laterales a causa de superponer nichos tratados como
templetes. Esto es un rasgo que propone Marco Doria37 como constante del re-
tablo boliviano del XVIII poniendo como modelo el altar mayor de la Merced
de Sucre. Dicho retablo de la Merced es descripto por Wethey como “... repre-
sentativo del barroco español en su máximo esplendor .. .”38 y en su decoración
encuentra una de las características que por su exotismo entrarían dentro de lo
que este autor considera como arte ‘mestizo’: las papayas. Este desfase de la
calle central rompe con la lógica de la grilla renacentista donde los distintos ni-
veles se superponen. Otro rasgo del XVIII, de origen cuzqueño, es el uso de
espejos39. Fueron utilizados en el trono de la Virgen y, cuando el trono fue re-
modelado, se colocaron en el sagrario40. El inventario de 1773, da cuenta de su
distribución en el trono:
[...] en cada lado de dho Trono tiene dos espejos con sus marcos dorados
[...] la coronasión de NraSa esta chapeada con plata, las puntas de plata,
y en dha coronasión tiene siete espejos [...]41.
Asimismo, encontramos en el retablo mayor de Pomata un gran moldu-
rado que quiebra el planismo renacentista haciéndolo avanzar a partir del pla-
no de fondo hacia el fiel en busca de una mayor comunicación e impacto; este
cornisón es similar a los de los retablos de la Merced, Santa Catalina o Santa
Teresa de Cuzco. Además, tiene un ático de contornos quebrados e irregulares,
unificado por la cartonería. Finalmente, otra característica del XVIII es la mul-
tiplicación de elementos, es este caso, la duplicación de las columnas salomó-
nicas.
A partir del análisis detallado del retablo del altar mayor de Pomata, ve-
mos las similitudes con el altar principal de Iglesia Nuestra Señora de la Asun-
ción de Yunguyo [Fig. 6], pues: es de tres calles y dos cuerpos pero con sota-
banco, aunque de carácter más simplificado - no tiene cartonería ni ático su
estilo es también de transición entre el barroco finisecular del siglo XVII y el
estilo ‘mestizo’ dieciochesco: columnas mixtas - salomónicas tritóstilas - con
capiteles zoom orfo de delfines [Fig. 8], los ornamentos que acompañan a los
tableros de las pinturas inferiores como el frontón curvo quebrado, el trono de
la Virgen, la calle central tiene desfasados sus registros en relación a las de los
37 Mesa-Gisbert 1972: 198
38 Wethey 1960: 111
39 Mesa-Gisbert 1972: 184
40 Ver nota 4.
41 ARP 1773: 6 v.