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Georgina G. Gluzman
tempranas. En efecto, ya desde el relato inaugural del crítico e historiador del
arte José León Pagano, Fomer apareció imbuida de cualidades supuestamente
excepcionales. En El arte de los argentinos de 1940 se expresaba de este modo:
“Varonil, impetuosa, huía de lo agraciado, como si temiese incluir en blandu-
ras desprovistas de vigor”.3 A partir de su ingreso a esta narrativa fundacional,
la artista se convertiría en una de las escasas presencias femeninas permanentes
en las historias generales del arte en la Argentina.
Forner había irrumpido con gran fuerza en el escenario artístico porteño.
Su representación de sí y el modo en que su figura fueron registrados por la crí-
tica inauguraron un nuevo modo de ser mujer artista en el escenario porteño.
En 1924, en su primera presentación pública, Fomer presentó obras como Sol y
Mis vecinas, obra distinguida con el Tercer Premio en el certamen nacional de
ese año. Esta recompensa, la primera entre las tres mayores obtenida por una
mujer, nos habla de los nuevos y complejos lugares abiertos a las artistas du-
rante la década de 1920.
[Fig. 1. Raquel Fomer, Mis vecinas, 1924, destruida. Tomada de Fray Mocho, 1924.]
Pagano 1940: 361.
Georgina G. Gluzman
tempranas. En efecto, ya desde el relato inaugural del crítico e historiador del
arte José León Pagano, Fomer apareció imbuida de cualidades supuestamente
excepcionales. En El arte de los argentinos de 1940 se expresaba de este modo:
“Varonil, impetuosa, huía de lo agraciado, como si temiese incluir en blandu-
ras desprovistas de vigor”.3 A partir de su ingreso a esta narrativa fundacional,
la artista se convertiría en una de las escasas presencias femeninas permanentes
en las historias generales del arte en la Argentina.
Forner había irrumpido con gran fuerza en el escenario artístico porteño.
Su representación de sí y el modo en que su figura fueron registrados por la crí-
tica inauguraron un nuevo modo de ser mujer artista en el escenario porteño.
En 1924, en su primera presentación pública, Fomer presentó obras como Sol y
Mis vecinas, obra distinguida con el Tercer Premio en el certamen nacional de
ese año. Esta recompensa, la primera entre las tres mayores obtenida por una
mujer, nos habla de los nuevos y complejos lugares abiertos a las artistas du-
rante la década de 1920.
[Fig. 1. Raquel Fomer, Mis vecinas, 1924, destruida. Tomada de Fray Mocho, 1924.]
Pagano 1940: 361.