Más allá del Pacífico
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[Fig. 3. Vista del pueblo de Otenga.]
El procedimiento era siempre el mismo, el oidor partía desde Santafé, ge-
neralmente, acompañado de un buen número de funcionarios, entre los que eran
de especial importancia el escribano y el juez poblador, hacia una zona del te-
rritorio a practicar la comisión de visita, que solía incluir varios poblamientos
de la zona, lo que ahorraría costes a la Corona. Cuando llegaba a un sitio en
concreto realizaba una inspección rápida, lo que era conocido como “vista de
ojos”, ordenaba comparecer ante él al encomendero, al cura doctrinero y a to-
dos los indios del pueblo para proceder con los interrogatorios, las secretas y el
censo de población, donde se vería si el pueblo podría ser sostenible o no. Tras
estas cuestiones comprobaba la forma del pueblo, si estaba dispuesta en cuadrí-
cula y si los indígenas vivían conforme a los dictados del cristianismo, distri-
buidos en viviendas familiares, si no lo estaban procedía a delimitar el trazado
de las calles en ángulo recto, dejando un amplio espacio en el centro donde es-
tablecer la plaza mayor y un lugar para la iglesia de doctrina, verdadera razón
de ser del pueblo que ocuparía el lado más destacado de la plaza. A continua-
ción pasaba, en compañía del padre de doctrina, al interior del templo. Una vez
allí comprobaba el estado de la construcción y dejaba constancia de los mate-
riales con los que se había edificado, esto en caso de existir iglesia. Si el edifi-
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[Fig. 3. Vista del pueblo de Otenga.]
El procedimiento era siempre el mismo, el oidor partía desde Santafé, ge-
neralmente, acompañado de un buen número de funcionarios, entre los que eran
de especial importancia el escribano y el juez poblador, hacia una zona del te-
rritorio a practicar la comisión de visita, que solía incluir varios poblamientos
de la zona, lo que ahorraría costes a la Corona. Cuando llegaba a un sitio en
concreto realizaba una inspección rápida, lo que era conocido como “vista de
ojos”, ordenaba comparecer ante él al encomendero, al cura doctrinero y a to-
dos los indios del pueblo para proceder con los interrogatorios, las secretas y el
censo de población, donde se vería si el pueblo podría ser sostenible o no. Tras
estas cuestiones comprobaba la forma del pueblo, si estaba dispuesta en cuadrí-
cula y si los indígenas vivían conforme a los dictados del cristianismo, distri-
buidos en viviendas familiares, si no lo estaban procedía a delimitar el trazado
de las calles en ángulo recto, dejando un amplio espacio en el centro donde es-
tablecer la plaza mayor y un lugar para la iglesia de doctrina, verdadera razón
de ser del pueblo que ocuparía el lado más destacado de la plaza. A continua-
ción pasaba, en compañía del padre de doctrina, al interior del templo. Una vez
allí comprobaba el estado de la construcción y dejaba constancia de los mate-
riales con los que se había edificado, esto en caso de existir iglesia. Si el edifi-