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Sztuka Ameryki Łacińskiej — 2.2012

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Drabarczyk, Paweł: Una peruana en Polonia: la presencia de imágenes de Santa Rosa de Lima en los territorios de la antigua Mancomunidad de Polonia-Lituania
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https://doi.org/10.11588/diglit.52436#0145
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Una peruana en Polonia. La presencia de imágenes de Santa Rosa. ..

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necientes al patrón de la Virgen del Rosario. Un patrón en el que Moisan dis-
tingue las siguientes subcategorías: la Virgen del Rosario del modelo de la Mu-
jer Apocalíptica, la Virgen Abogada de los Fieles - representaciones que toman
por modelo el icono de Nuestra Señora de las Nieves - y “la entrega del rosario
a los santos dominicos”, que a veces se une con las categorías anteriores. En la
tercera categoría se pueden encontrar numerosas imágenes consideradas - si es
con razón, ya es cuestión aparte - representaciones de Santa Rosa, en las que la
terciaria limeña acompaña a Santo Domingo.
Los cuadros de las cofradías del rosario con Santo Domingo (en compa-
ñía de otros santos dominicos o solo) aparecieron en Polonia en el siglo XVII
y se pintaron ávidamente a lo largo del siglo siguiente. El primer indicio icono-
gráfico polaco sobre el personaje de Santo Domingo en este tipo de representa-
ciones se remonta al año 1606 y se puede encontrar en uno de los capítulos de
Różaniec Panny Maryey (Rosario de la Virgen María) escrito por el dominico
Abraham Bzowski19. Según el libro:
debajo, junto a la figura de estos misterios: aparece retratado Santo Do-
mingo, el cual recibe ristras de cuentas de la Virgen María y las repar-
te entre gente de condición diversa que se halla arrodillada algo más
abajo20.
Esta imagen está relacionada con una leyenda fuertemente arraigada en la
tradición dominica que cuenta cómo a Santo Domingo se le apareció la Virgen
y le entregó el rosario. El propósito de la divulgación de esta leyenda fue ayu-
dar en la erradicación de la herejía albigense. Bajo la presión ejercida por la Or-
den de Predicadores este tipo de representaciones estuvo protegido por un pri-
vilegio pontificio: los cuadros que representaban la entrega del rosario por la
Virgen estuvieron para siempre unidos a la figura de Santo Domingo. Mientras
que Santo Domingo aparecía en general en el rincón inferior izquierdo de los
cuadros, en el inferior derecho quedaba mucho espacio que podía ocupar, por
ejemplo, otro santo dominico. Con un especial agrado se incluía allí la imagen
de Santa Catalina de Siena.
Volvamos ahora por un momento a la misma santa peruana. Isabel Flores
de Oliva cuidaba que sus mortificaciones y virtudes cristianas solamente llega-
sen a la opinión pública filtradas por una contradictoria narración de humildad:
Rosa exageraba la gravedad de sus pecados y solía decir que era la mayor peca-
dora del mundo. Según indica Olivia M. Espín citando a Elizabeth Petroff: “la
virginidad fue la condición sine qua non de la santidad femenina y se vincula-

19 Moisan-Jabłońska, Szafraniec 1987: 62.
20 Bzowski 1606: 261.
 
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