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Carlos Dimeo
como: la voz del padre. Voz que se afirma plenamente presente en Europa, pero
totalmente ausente en el mundo indígena. Así surgió la consunción de un saber
indígena, a la vez incomprensible para el mundo conquistador y uno que trata
de instalar el férreo acero de la conquista. Ahora bien, es este el punto que pa-
rece generar la piedra fundacional del porqué surgiría la imperiosa necesidad
de crear un teatro «evangelizador». En este sentido, lo que nos asegura Moni-
ca Ruiz Bañuls en su artículo «El huehuetlatolli: como discurso sincrético en
el proceso evangelizador novohispano el siglo XVI», reafirma la presencia de
un teatro propagandístico, didáctico, moralizante, etc. Veamos lo que apunta:
Toda la empresa misional de los religiosos que llegaron a Nueva España
tras los pasos de Cortés se planteó con “eZ doble objetivo de extirpar la
idolatría y convencer al indígena para la aceptación de la fe cristiana”9
y, a continuación, insertarlo plenamente en la nueva religiosidad a través
de la catcquesis y la práctica sacramental. Sin embargo, los naturales
se negarían durante años a escuchar los sermones de los religiosos. Fue
Fray Pedro de Gante, quien encontró una solución para darse a entender
con los naturales [...] Se iba a iniciar de este modo la mezcla de teatrali-
dad indígena y doctrina cristiana que caracterizaría todo el teatro evange-
lizador de las primeras décadas del siglo XVI, convirtiéndose a la vez la
tradición teatral y retórica náhuatl en elementos determinantes en la con-
formación del drama misionero en Nueva España durante las primeras
décadas de la Colonia. El esfuerzo de adaptación al nuevo contexto ame-
ricano que realizaron los religiosos franciscanos al componer estas obras
implicó una importante presencia de referentes culturales indígenas que
abarcaron, además de la lengua, diversos elementos de la puesta en esce-
na e incluso del mismo contenido de estas piezas teatrales, aspecto que
se llevó a cabo sobre todo gracias al aprovechamiento de un género lite-
rario prehispánico no teatral: el huehuetlatolli.10
Beatriz Aracil Varón en su trabajo «Teatro evangelizador y poder colonial
en México»11 apunta que al menos la intencionalidad del clero al utilizar un te-
atro evangelizador fue en primer lugar: convertir la representación escénica en
un medio, un instrumento de difusión masiva del mensaje bíblico, pero y ante
todo crear la base para generar un instrumento de adoctrinamiento que fuera
lo más eficaz posible frente a sus objetivos, particularmente no religiosos sino
más bien políticos, a través de los cuales se llevaría a cabo la transmisión del
mensaje de la conquista. Tal como apuntan los estudios de investigadores como
Horcasitas, Aracil Varón o Martha Toriz entre otros; los frailes franciscanos en
contra de la marcada postura ortodoxa de la orden mendicante de los domini-
9 Las cursivas son nuestras.
10 Bañuls 2011.
11 Varón 2008: 220-234.
Carlos Dimeo
como: la voz del padre. Voz que se afirma plenamente presente en Europa, pero
totalmente ausente en el mundo indígena. Así surgió la consunción de un saber
indígena, a la vez incomprensible para el mundo conquistador y uno que trata
de instalar el férreo acero de la conquista. Ahora bien, es este el punto que pa-
rece generar la piedra fundacional del porqué surgiría la imperiosa necesidad
de crear un teatro «evangelizador». En este sentido, lo que nos asegura Moni-
ca Ruiz Bañuls en su artículo «El huehuetlatolli: como discurso sincrético en
el proceso evangelizador novohispano el siglo XVI», reafirma la presencia de
un teatro propagandístico, didáctico, moralizante, etc. Veamos lo que apunta:
Toda la empresa misional de los religiosos que llegaron a Nueva España
tras los pasos de Cortés se planteó con “eZ doble objetivo de extirpar la
idolatría y convencer al indígena para la aceptación de la fe cristiana”9
y, a continuación, insertarlo plenamente en la nueva religiosidad a través
de la catcquesis y la práctica sacramental. Sin embargo, los naturales
se negarían durante años a escuchar los sermones de los religiosos. Fue
Fray Pedro de Gante, quien encontró una solución para darse a entender
con los naturales [...] Se iba a iniciar de este modo la mezcla de teatrali-
dad indígena y doctrina cristiana que caracterizaría todo el teatro evange-
lizador de las primeras décadas del siglo XVI, convirtiéndose a la vez la
tradición teatral y retórica náhuatl en elementos determinantes en la con-
formación del drama misionero en Nueva España durante las primeras
décadas de la Colonia. El esfuerzo de adaptación al nuevo contexto ame-
ricano que realizaron los religiosos franciscanos al componer estas obras
implicó una importante presencia de referentes culturales indígenas que
abarcaron, además de la lengua, diversos elementos de la puesta en esce-
na e incluso del mismo contenido de estas piezas teatrales, aspecto que
se llevó a cabo sobre todo gracias al aprovechamiento de un género lite-
rario prehispánico no teatral: el huehuetlatolli.10
Beatriz Aracil Varón en su trabajo «Teatro evangelizador y poder colonial
en México»11 apunta que al menos la intencionalidad del clero al utilizar un te-
atro evangelizador fue en primer lugar: convertir la representación escénica en
un medio, un instrumento de difusión masiva del mensaje bíblico, pero y ante
todo crear la base para generar un instrumento de adoctrinamiento que fuera
lo más eficaz posible frente a sus objetivos, particularmente no religiosos sino
más bien políticos, a través de los cuales se llevaría a cabo la transmisión del
mensaje de la conquista. Tal como apuntan los estudios de investigadores como
Horcasitas, Aracil Varón o Martha Toriz entre otros; los frailes franciscanos en
contra de la marcada postura ortodoxa de la orden mendicante de los domini-
9 Las cursivas son nuestras.
10 Bañuls 2011.
11 Varón 2008: 220-234.