Teatro Evangelizador
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sólo se mueve por los ejemplos, especialmente de representaciones. Aquí
eran traídos como por fuerza a la doctrina y misa, en especial al cholulte-
co, menos estable que otros y más orgullos que ninguno, en que se reco-
noce la dificultad y trabajo que costaría aquí a los fundadores asentar el
evangelio [...] Esto (el teatro) instituyeron los primitivos padres, porque
como los naturales no tienen más entendimiento que los ojos, les ponen
a la vista los misterios para que queden en la fe más firmes [.. .]32.
Estamos ante el primer gran eje de transmisión de la cultura. A lo que aspi-
raban los franciscanos era a que las formas de transmisión de poder y de la cul-
tura, se forjaran en el pensamiento de las etnias. De esta manera lograr una po-
derosísima efectividad del proyecto y la campaña colonial. Por ello a partir de
ese momento no hubo casi oposición, casi resistencia de parte del mundo indí-
gena frente a la puesta en marcha del proyecto ideológico del imperio. Y más
bien al contrario de lo que podríamos pensar, no se generó un proceso de lu-
cha contracultural, sino que se asentó este proceso de asimilación de la “cultura
grande”, de la cultura dominadora, de la cultura hegemónica. Hegemonías que
lograron desplazar y descolocar a la otra cultura. A la vez la robustez del mun-
do Azteca proveyó a los clérigos y a los colonizadores de una vía fuerte para re-
afirmar su conquista y la de sus luchas.
2.1. Teatralidad y encuentro: Formas de representación
Y EVANGELIZACIÓN (PROCESOS DE TRANSMISION DE LA CULTURA)
La intención inicial de este trabajo tiene un punto de partida que parecie-
ra difuso a la luz de las dinámicas culturales y sus prácticas contemporáneas.
Ese punto de fuga, esa retirada del pensamiento no es inocua frente a nuestros
ojos; digamos que; no es casual y además, ha pasado a ubicarse en un lugar
tan recóndito de nuestro «espíritu» que esa memoria colectiva (en el sentido
de Levi Strauss, Agamben; et. al.) resulta ya totalmente incomprensible e ina-
barcable. Digamos que, por lo menos, yace en el sustrato más profundo y puro
del inconsciente, se convierte en una «criptomnesia»33. No por ello, este con-
cepto que ahonda en el nuevo proyecto estético posmodemo de los estudios
de la «cultura de la comunicación», no se activa en el imaginario colectivo de
las prácticas culturales contemporáneas y también en lo que se refiere a toda la
32 Ambas citas pertenecen al texto de Femando Horcasitas en: Horcasitas 1975: 79. A su
vez resulta necesario destacar que Horcasitas cita allí mismo a Francisco De la Maza en:
De la Maza. 1964:5-21.
33 Jung 1974.
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sólo se mueve por los ejemplos, especialmente de representaciones. Aquí
eran traídos como por fuerza a la doctrina y misa, en especial al cholulte-
co, menos estable que otros y más orgullos que ninguno, en que se reco-
noce la dificultad y trabajo que costaría aquí a los fundadores asentar el
evangelio [...] Esto (el teatro) instituyeron los primitivos padres, porque
como los naturales no tienen más entendimiento que los ojos, les ponen
a la vista los misterios para que queden en la fe más firmes [.. .]32.
Estamos ante el primer gran eje de transmisión de la cultura. A lo que aspi-
raban los franciscanos era a que las formas de transmisión de poder y de la cul-
tura, se forjaran en el pensamiento de las etnias. De esta manera lograr una po-
derosísima efectividad del proyecto y la campaña colonial. Por ello a partir de
ese momento no hubo casi oposición, casi resistencia de parte del mundo indí-
gena frente a la puesta en marcha del proyecto ideológico del imperio. Y más
bien al contrario de lo que podríamos pensar, no se generó un proceso de lu-
cha contracultural, sino que se asentó este proceso de asimilación de la “cultura
grande”, de la cultura dominadora, de la cultura hegemónica. Hegemonías que
lograron desplazar y descolocar a la otra cultura. A la vez la robustez del mun-
do Azteca proveyó a los clérigos y a los colonizadores de una vía fuerte para re-
afirmar su conquista y la de sus luchas.
2.1. Teatralidad y encuentro: Formas de representación
Y EVANGELIZACIÓN (PROCESOS DE TRANSMISION DE LA CULTURA)
La intención inicial de este trabajo tiene un punto de partida que parecie-
ra difuso a la luz de las dinámicas culturales y sus prácticas contemporáneas.
Ese punto de fuga, esa retirada del pensamiento no es inocua frente a nuestros
ojos; digamos que; no es casual y además, ha pasado a ubicarse en un lugar
tan recóndito de nuestro «espíritu» que esa memoria colectiva (en el sentido
de Levi Strauss, Agamben; et. al.) resulta ya totalmente incomprensible e ina-
barcable. Digamos que, por lo menos, yace en el sustrato más profundo y puro
del inconsciente, se convierte en una «criptomnesia»33. No por ello, este con-
cepto que ahonda en el nuevo proyecto estético posmodemo de los estudios
de la «cultura de la comunicación», no se activa en el imaginario colectivo de
las prácticas culturales contemporáneas y también en lo que se refiere a toda la
32 Ambas citas pertenecen al texto de Femando Horcasitas en: Horcasitas 1975: 79. A su
vez resulta necesario destacar que Horcasitas cita allí mismo a Francisco De la Maza en:
De la Maza. 1964:5-21.
33 Jung 1974.