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Sztuka Ameryki Łacińskiej — 9.2019

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Kubiak, Ewa; Gómez Huacso, Juan: La muerte simbólica: el cuadro con la representación de "Silencio y Monja crucificada" del Beaterio del Carmen de San Blas en Cusco
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98

Ewa Kubiak, Juan Gómez Huacso

sellada con una cerradura: Cilencio, humildad y obediencia, publica mis lavios
con serradura y mis ojos que ven[d]ados reparas, el alma mantienen pura, y
en la parte inferior, bajo los pies de la monja, yace un esqueleto como expresión
del dominio sobre la muerte y lo mundano: El mundo y la muerte, que hollando
meves del primero renuncia es, y del segundo recuerdo fuerte.
El contexto de ubicación de la obra: Beaterío de San Blas
Durante la época colonial los beateríos funcionaron como instituciones basadas
en la tradición de la vida monástica europea. Desde la Edad Media, junto a los
grandes monasterios, se constituyeron lugares de “recogimiento” de carácter
semiformal que funcionaban de acuerdo con las reglas de la orden religiosa al
que correspondían. San Francisco, como el primero, introdujo en 1212 una for-
ma de la vida medio monástica para los seglares, creó la comunidad de la ter-
cera orden para los laicos, quienes no podían abandonar su vida familiar, pero
querían cumplir los elementos principales de la enseñanza de los franciscanos.
Después otras órdenes religiosas facilitaron este tipo de vida para los laicos: do-
minicos (1406), agustinos (1409), servitas (1424), carmelitas (1452), mínimos
(1508), trinitarios y premostratenses (1751). Las comunidades de esta tercera
orden eran denominadas como terciarios y “su principal característica es la bús-
queda de la perfección cristiana bajo la dependencia de una orden a la que ju-
rídicamente están subordinados y de la cual reciben la orientación espiritual.”2
Los beateríos fueron lugares de recogimiento voluntario destinado exclu-
sivamente para las mujeres y su funcionamiento no requería la aprobación ofi-
cial de la Iglesia, siendo en algunos casos suficiente el apoyo de autoridades
locales para su constitución. Según el Diccionario de la lengua castellana de
1726, “beaterío” eran “La casa ó lugar donde viven la[s] Beatas que forman co-
munidad, y tienen regla. Lat. Piarum foeminarium domiis, vel ascetarium.'f
a diferencia de los conventos, estos se caracterizaron por su distinto grado de
formalidad, las beatas adoptaban una forma de vida parecida a las monjas, pero
en la mayoría de los casos no vivían bajo votos solemnes, aunque sí bajo el voto
simple o privado.4 Podían usar hábitos y vivir juntas en un beaterio o residir en
su propia casa. Esto se explica perfectamente en la definición de “beata” que
encontramos en el mismo diccionario:

Pi Corrales 1988: 255.
Diccionario 1726: 583.
Burns 2002: 87.
 
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