LIRRO PRIMERO, CAP. Xf.
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veces. Vean los pintores de este tiempo á lo que
están obligados; mas cuántos son capaces de enten-
der estos mis documentos? ¡oh lástima sin esperanza
de reparo! Este An, si bien es uno siempre en persua-
dir, serálo según los varios sugetos que les vienen
alas manos: á ejemplo del orador que, teniendo
obligación de persuadir al auditorio, y traerlo á su
Opinión, esta persuasión empero será encaminada
ora á la guerra, ora á la paz, ó al castigar, ó al ab-
solver, ó premiar ó cosas semejantes. Por lo cual el
An del pintor respecto de esto podrá ser vario según
la diversidad de las cosas que representa. Mas ha-
blando de las imágenes cristianas, digo que el An
principal será persuadir los hombres á la piedad y
llevarlos á Dios. Porque siendo las imágenes cosa
tocante á religión, y conviniendo á esta virtud que
se rinda á Dios el debido culto, se sigue que el oA-
cio de ellas sea mover los hombres á su obediencia,
y sugetos. Si bien pueden con estos concurrir otros
Anes particulares; como son inducir los hombres á
penitencia, á padecer con alegría, á la caridad ó al
desprecio del mundo ó á otras virtudes, que son to-
dos medios para unir los hombres con Dios, que es
el An altísimo que se pretende con la pintura de las
sagradas imágenes, de que á mi ver se ha hablado
bastante. Ahora convendrá decir algo de su fruto, v
de la estima y aprecio que de ellas hace la iglesia
católica: con autoridad de la escritura, de los conci-
lios y santos.
La parte no sólo propia sino más principal á que
se encamina la pintura, es mover el ánimo de quien
la mira, y tanto mayor alabanza le da, cuanto más
P:i]¿ot. ]ib. 7
Rag. 25.
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veces. Vean los pintores de este tiempo á lo que
están obligados; mas cuántos son capaces de enten-
der estos mis documentos? ¡oh lástima sin esperanza
de reparo! Este An, si bien es uno siempre en persua-
dir, serálo según los varios sugetos que les vienen
alas manos: á ejemplo del orador que, teniendo
obligación de persuadir al auditorio, y traerlo á su
Opinión, esta persuasión empero será encaminada
ora á la guerra, ora á la paz, ó al castigar, ó al ab-
solver, ó premiar ó cosas semejantes. Por lo cual el
An del pintor respecto de esto podrá ser vario según
la diversidad de las cosas que representa. Mas ha-
blando de las imágenes cristianas, digo que el An
principal será persuadir los hombres á la piedad y
llevarlos á Dios. Porque siendo las imágenes cosa
tocante á religión, y conviniendo á esta virtud que
se rinda á Dios el debido culto, se sigue que el oA-
cio de ellas sea mover los hombres á su obediencia,
y sugetos. Si bien pueden con estos concurrir otros
Anes particulares; como son inducir los hombres á
penitencia, á padecer con alegría, á la caridad ó al
desprecio del mundo ó á otras virtudes, que son to-
dos medios para unir los hombres con Dios, que es
el An altísimo que se pretende con la pintura de las
sagradas imágenes, de que á mi ver se ha hablado
bastante. Ahora convendrá decir algo de su fruto, v
de la estima y aprecio que de ellas hace la iglesia
católica: con autoridad de la escritura, de los conci-
lios y santos.
La parte no sólo propia sino más principal á que
se encamina la pintura, es mover el ánimo de quien
la mira, y tanto mayor alabanza le da, cuanto más
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