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32

ARTE DE LA PINTURA.

CAPITULO III.

DE LA CONTIENDA ENTRE LA PINTURA Y LA ESCULTURA, Y LAS RAZONES
CON QUE CADA UNA PRETENDE SER PREFERIDA.

Lib. lde

Ptin.Hb.36.

Ptin.tib. 35,
cap. VIII.

Ptin.tib. 35,

Con un lugar de Plinio, de que se pudieran valer
los escultores acerca de su antigüedad (notado agu-
damente de Rafael Borgini) daremos principio á este
capítulo. Dice así: «No es de pasar en silencio que
esta arte (conviene saber la marmoraria) haya sido
más antigua que la pintura; pues aquella comenzó
con Fidias en la Olimpiada ochenta y tres, trescien-
tos treinta y dos años después de la fundación de
Roma, y no advierte que ha dicho antes de esto que
Candaule, rey de Lidia, compró por tanto oro cuanto
pesaba, una tabla de mano deBularco, pintor famoso,
en que estaba pintada la guerra de los Magnates;
y que este rey murió en la Olimpiada diez y ocho,
añadiendo que el arte de la pintura estaba ya en su
perfección, porque sus principios fueron más an-
tiguos."
Con esto ya no podrán negar los aficionados á la
escultura y los profesores de ella ser esta nobilísima
arte nieta de la pintura, por lo que se ha dicho en
el capítulo pasado, y por el testimonio de uno de
los más excelentes escultores que tuvo la antigüe-
dad, que fue Praxiteles, de quien decia Varron (se-
 
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