La imagen colonial NEOGRANADINA y SU AUREA mediocritas
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ficiencias enormes” aunque aclara que “infancia no es barbarie”5 y por ello - si-
guiendo su mirada evolutiva - la impronta española de los “precursores”, per-
mitió la aparición de “Maestros primitivos” a los que suplantaron “los pintores
botánicos” en la ilustración, para tomar sólo los capítulos de su obra referen-
tes al período colonial. Francisco Gil Tovar explica la impericia de los artistas
americanos como un problema, digamos, de castas. En su artículo “Mestizaje
artístico”6, de la enciclopedia Salvat de Arte Colombiano, aparecida en 1975,
retoma el concepto de “criollismo artístico” para explicar cómo los artistas ac-
tivos en América se adecúan y apartan del modelo español simultánea e incon-
scientemente, pues aceptan “soluciones y propósitos [hispánicos] nunca bien
comprendidos del todo” sobre los que realizan variaciones7. Para Gil Tovar, el
artista es acrítico y sirve al propósito de la iglesia, de acuerdo a los lincamien-
tos de la estética occidental8. El arte colonial sería entonces el resultado de una
hibridación, en la que predomina lo blanco sobre lo indio y lo africano, es decir
“Biológica y antropológicamente habría de ser el hijo híbrido de padres de di-
stinta raza”9. Lo que se deriva de esta mirada pseudo biológica, es una clasifi-
cación taxonómica de arte Hispanoindio y Lusoindio, a los que se suman el arte
indoafricano, afroindio, euroindio, indoeuropeo, hispanoindoafricano, afrohi-
spánico e indoafroespañol. En conclusión todo un sistema de castas estéticas,
en el que la dominante de una “forma expresiva” determina cual prefijo esté pri-
mero. En Nueva Granada, según Gil Tovar, el “mestizaje hispanoindio neogra-
nadino” produjo el “arco-diadema” que desde una perspectiva europea sería un
“arco semicircular mal hecho y adornado con dudoso gusto” pero para la inve-
stigación “histórico-artística, apoyada ahora por la antropología y por la semio-
logía (sic)” resulta un “singular signo de mestizaje, al margen de que guste o no
y de que estéticamente pueda tener o no alguna importancia”10.
2
Esta valoración muestra la existencia de un paradigma explicativo. Sin
pretender criticar anacrónicamente a los fundadores de la historia del arte colo-
nial en Colombia, es interesante ver como el prejuicio analítico tiene una base
teórica. Los autores citados hablan en perspectiva nacional - antes de la exi-
5 Giraldo Jaramillo [1948] 1980.
6 Gil Tovar 1975: 1153-1176.
7 Gil Tovar 1975: 1153-1154.
8 Gil Tovar 1975: 1155.
9 Gil Tovar 1975: 1155.
10 Gil Tovar 1975: 1156.
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ficiencias enormes” aunque aclara que “infancia no es barbarie”5 y por ello - si-
guiendo su mirada evolutiva - la impronta española de los “precursores”, per-
mitió la aparición de “Maestros primitivos” a los que suplantaron “los pintores
botánicos” en la ilustración, para tomar sólo los capítulos de su obra referen-
tes al período colonial. Francisco Gil Tovar explica la impericia de los artistas
americanos como un problema, digamos, de castas. En su artículo “Mestizaje
artístico”6, de la enciclopedia Salvat de Arte Colombiano, aparecida en 1975,
retoma el concepto de “criollismo artístico” para explicar cómo los artistas ac-
tivos en América se adecúan y apartan del modelo español simultánea e incon-
scientemente, pues aceptan “soluciones y propósitos [hispánicos] nunca bien
comprendidos del todo” sobre los que realizan variaciones7. Para Gil Tovar, el
artista es acrítico y sirve al propósito de la iglesia, de acuerdo a los lincamien-
tos de la estética occidental8. El arte colonial sería entonces el resultado de una
hibridación, en la que predomina lo blanco sobre lo indio y lo africano, es decir
“Biológica y antropológicamente habría de ser el hijo híbrido de padres de di-
stinta raza”9. Lo que se deriva de esta mirada pseudo biológica, es una clasifi-
cación taxonómica de arte Hispanoindio y Lusoindio, a los que se suman el arte
indoafricano, afroindio, euroindio, indoeuropeo, hispanoindoafricano, afrohi-
spánico e indoafroespañol. En conclusión todo un sistema de castas estéticas,
en el que la dominante de una “forma expresiva” determina cual prefijo esté pri-
mero. En Nueva Granada, según Gil Tovar, el “mestizaje hispanoindio neogra-
nadino” produjo el “arco-diadema” que desde una perspectiva europea sería un
“arco semicircular mal hecho y adornado con dudoso gusto” pero para la inve-
stigación “histórico-artística, apoyada ahora por la antropología y por la semio-
logía (sic)” resulta un “singular signo de mestizaje, al margen de que guste o no
y de que estéticamente pueda tener o no alguna importancia”10.
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Esta valoración muestra la existencia de un paradigma explicativo. Sin
pretender criticar anacrónicamente a los fundadores de la historia del arte colo-
nial en Colombia, es interesante ver como el prejuicio analítico tiene una base
teórica. Los autores citados hablan en perspectiva nacional - antes de la exi-
5 Giraldo Jaramillo [1948] 1980.
6 Gil Tovar 1975: 1153-1176.
7 Gil Tovar 1975: 1153-1154.
8 Gil Tovar 1975: 1155.
9 Gil Tovar 1975: 1155.
10 Gil Tovar 1975: 1156.