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AnnaWendorff, Carlos Dimeo
simbolice la verdadera ciencia. El tulipán sobre la mesa hace referencia
al dinero de la operación, símbolo del beneficio que percibirá el cirujano,
aludiéndose a su condición de estafador5.
Sin embargo, el misterioso motivo de Bosch que trasciende a la indefini-
ción del significado de la piedra, queda suspendida por otra muy distinta en la
presentación que nos hace Téllez. Aquí, ya no se trata de la locura entendida en
un único sentido referida a lo anormal, o aquello que se halla fuera de su lugar
adecuado, tampoco tomado desde la perspectiva de que la ciencia médica sea
capaz de curar inclusive los males del pensamiento o la personalidad. Ni siquie-
ra puede ser vista desde la perspectiva de concebir al arte como un instrumento
que intenta normalizar lo que se considera ‘anormal’. Sino más bien y al con-
trario de todo ello, que el cuadro de Bosch parece que quisiera planteamos la
expresión concreta de algunas constantes que se han ido relacionando entre los
conceptos de arte y ‘anormalidad’ o de arte y ‘normalidad-normalización’; y de
esta manera buscar a través del lenguaje de la creación plástica lo que se pro-
duce en medio de una frontera. En cambio Téllez le ha agregado a su obra un
ingrediente que nos lleva a partir de un dilema distinto; esto es, la suspensión
intermedial entre un estado y otro, superpuesto por la prescripción médica. La
locura ha dejado de ser un objeto físico, ha traspasado la frontera de lo visible,
se ha convertido así en un estado mental.
En la exposición de 1996 «La extracción de la piedra de la locura»6; «[e]l
artista quiere rescatar para la locura su antigua condición de elemento desesta-
bilizador, misterioso y cósmico»7. De esta manera indaga sobre la subjetividad
humana dividida, escindida constantemente por lo ético y lo moral. La motiva-
ción inicial de Téllez sobre este cuadro no es la resultante única de la exposi-
ción del artista. Téllez ha aprovechado también el merecido retomo que el tema
tuvo en la época medieval para sacarlo a flote con su propia relación. Siempre
suponemos la frontera como una línea divisoria entre un lugar y otro sin que
nada medie dentro de ella, pero Téllez se mete en el centro de esa línea y con-
trapone los lenguajes, usando y valiéndose de cualquier ámbito u espacio con
el objeto de afrontar un lugar más oscuro aún, o como mínimo poco menos in-
dagado que la psique humana. Nos referimos a la subjetividad más profunda de
esta psique que se halla posicionada en el lugar más plenamente subjetivo de la
psique humana, el «entre»8:
5 Bosch, ‘Extracción De La Piedra De La Locura’.
6 Ateneo De Valencia Museo De Bellas Artes, ‘La Extracción De La Piedra De La Locura
(Una Instalación De Javier Téllez)’, Exposición Instalación Individual de Javier Téllez (Vene-
zuela, 1996).
7 Hernández 1996: 20.
8 Tal como el mismo Javier Téllez lo define. Hallar lo oculto del «entre».
AnnaWendorff, Carlos Dimeo
simbolice la verdadera ciencia. El tulipán sobre la mesa hace referencia
al dinero de la operación, símbolo del beneficio que percibirá el cirujano,
aludiéndose a su condición de estafador5.
Sin embargo, el misterioso motivo de Bosch que trasciende a la indefini-
ción del significado de la piedra, queda suspendida por otra muy distinta en la
presentación que nos hace Téllez. Aquí, ya no se trata de la locura entendida en
un único sentido referida a lo anormal, o aquello que se halla fuera de su lugar
adecuado, tampoco tomado desde la perspectiva de que la ciencia médica sea
capaz de curar inclusive los males del pensamiento o la personalidad. Ni siquie-
ra puede ser vista desde la perspectiva de concebir al arte como un instrumento
que intenta normalizar lo que se considera ‘anormal’. Sino más bien y al con-
trario de todo ello, que el cuadro de Bosch parece que quisiera planteamos la
expresión concreta de algunas constantes que se han ido relacionando entre los
conceptos de arte y ‘anormalidad’ o de arte y ‘normalidad-normalización’; y de
esta manera buscar a través del lenguaje de la creación plástica lo que se pro-
duce en medio de una frontera. En cambio Téllez le ha agregado a su obra un
ingrediente que nos lleva a partir de un dilema distinto; esto es, la suspensión
intermedial entre un estado y otro, superpuesto por la prescripción médica. La
locura ha dejado de ser un objeto físico, ha traspasado la frontera de lo visible,
se ha convertido así en un estado mental.
En la exposición de 1996 «La extracción de la piedra de la locura»6; «[e]l
artista quiere rescatar para la locura su antigua condición de elemento desesta-
bilizador, misterioso y cósmico»7. De esta manera indaga sobre la subjetividad
humana dividida, escindida constantemente por lo ético y lo moral. La motiva-
ción inicial de Téllez sobre este cuadro no es la resultante única de la exposi-
ción del artista. Téllez ha aprovechado también el merecido retomo que el tema
tuvo en la época medieval para sacarlo a flote con su propia relación. Siempre
suponemos la frontera como una línea divisoria entre un lugar y otro sin que
nada medie dentro de ella, pero Téllez se mete en el centro de esa línea y con-
trapone los lenguajes, usando y valiéndose de cualquier ámbito u espacio con
el objeto de afrontar un lugar más oscuro aún, o como mínimo poco menos in-
dagado que la psique humana. Nos referimos a la subjetividad más profunda de
esta psique que se halla posicionada en el lugar más plenamente subjetivo de la
psique humana, el «entre»8:
5 Bosch, ‘Extracción De La Piedra De La Locura’.
6 Ateneo De Valencia Museo De Bellas Artes, ‘La Extracción De La Piedra De La Locura
(Una Instalación De Javier Téllez)’, Exposición Instalación Individual de Javier Téllez (Vene-
zuela, 1996).
7 Hernández 1996: 20.
8 Tal como el mismo Javier Téllez lo define. Hallar lo oculto del «entre».