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AnnaWendorff, Carlos Dimeo
[Fig. 4. Francisco de Goya, ‘Loco furioso’, Soporte: papel verjurado, puntizones
de 25-26 mm. (Técnica: lápiz blando) (19.3 cm x 14.5 cm; España, 1824-1828).]
Aún y cuando la locura de este personaje ya no sea visible como en los
cuadros de Bosch o Hemessen, existe alguna razón (creemos) por lo que se
hace necesario que éste se encuentre allí prisionero. Sin embargo, el enclaus-
tramiento del ‘loco furioso’ se remite a una condición ‘visible’, a aquello que
el ojo puede detectar; en este caso: la furia. Lo suponemos porque la corporali-
dad y su actitud así parecieran representárnoslo. Además la ‘escena’ está codifi-
cada no como alguien que se halla preso por haber cometido algún delito, sino
porque sus ‘ojos’ muestran a alguien que está fuera de sí, sus ojos están ‘desor-
bitados’, extrañados, enajenados. A pesar de ello su locura le molesta, le duele,
le causa angustia, por lo que suponemos que el personaje expresa los deseos de
querer salir, querer escapar de este universo donde se encuentra.
En la obra «The Lunatic», Téllez nuevamente intenta acercamos al tema
pero ahora estableciendo similitud con la obra de Goya. Sin embargo en este in-
tento nos revela algo totalmente distinto. Este hombre en «The Lunatic» (ima-
gen posterior a la de Goya) está también encerrado, pero ya no como en el mo-
tivo propio del pintor español, sino en lo que suponemos puede ser una jaula de
palomas, o en todo caso un palomar, también este espacio se asemeja a un pe-
queño corral de gallinas. Lo alegórico al lugar común de la paloma como símbo-
AnnaWendorff, Carlos Dimeo
[Fig. 4. Francisco de Goya, ‘Loco furioso’, Soporte: papel verjurado, puntizones
de 25-26 mm. (Técnica: lápiz blando) (19.3 cm x 14.5 cm; España, 1824-1828).]
Aún y cuando la locura de este personaje ya no sea visible como en los
cuadros de Bosch o Hemessen, existe alguna razón (creemos) por lo que se
hace necesario que éste se encuentre allí prisionero. Sin embargo, el enclaus-
tramiento del ‘loco furioso’ se remite a una condición ‘visible’, a aquello que
el ojo puede detectar; en este caso: la furia. Lo suponemos porque la corporali-
dad y su actitud así parecieran representárnoslo. Además la ‘escena’ está codifi-
cada no como alguien que se halla preso por haber cometido algún delito, sino
porque sus ‘ojos’ muestran a alguien que está fuera de sí, sus ojos están ‘desor-
bitados’, extrañados, enajenados. A pesar de ello su locura le molesta, le duele,
le causa angustia, por lo que suponemos que el personaje expresa los deseos de
querer salir, querer escapar de este universo donde se encuentra.
En la obra «The Lunatic», Téllez nuevamente intenta acercamos al tema
pero ahora estableciendo similitud con la obra de Goya. Sin embargo en este in-
tento nos revela algo totalmente distinto. Este hombre en «The Lunatic» (ima-
gen posterior a la de Goya) está también encerrado, pero ya no como en el mo-
tivo propio del pintor español, sino en lo que suponemos puede ser una jaula de
palomas, o en todo caso un palomar, también este espacio se asemeja a un pe-
queño corral de gallinas. Lo alegórico al lugar común de la paloma como símbo-