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Sztuka Ameryki Łacińskiej — 4.2014

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González, Ricardo: Imágenes y retablos de las cofradías de Buenos Aires colonial
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https://doi.org/10.11588/diglit.52437#0027
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Imágenes y retablos de las cofradías de Buenos Aires colonial

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Las funciones y el sistema artístico
La práctica del culto, los sufragios por los hermanos fallecidos y la con-
creción de una rutina de ejercicios espirituales y actividades caritativas eran
los medios considerados eficaces para llevar adelante los objetivos devociona-
les y salvíficos manifiestos en las constituciones. La forma que adoptaban es-
tas actividades apuntaban tanto a una práctica regular y frecuente como a la
realización de celebraciones anuales en que se rendía culto al titular, a las que
se sumaban el aniversario de difuntos y la Semana Santa. La primera presen-
taba diferentes formatos, según el carácter de la cofradía y la periodicidad de-
terminada para sus funciones, mientras que las celebraciones generales tenían
un carácter bastante homogéneo en todas las hermandades. A estos dos tipos de
eventos se agregaban actividades caritativas, sufragios por los muertos o accio-
nes particulares pautadas estatutariamente que variaban y a veces no existían.
Las actividades regulares abarcaban tres tipos diferentes de eventos. El
principal era la (1) “función litúrgica”, corrientemente una misa semanal que
solía efectuarse los días lunes, aunque las terceras órdenes y pocas más sola-
mente llevaban a cabo una misa un domingo fijo cada mes. Otro día, común-
mente por la tarde, se realizaban (2) “reuniones de oración” en las que se rezaba
en la capilla y que culminaban con pláticas o “charlas doctrinales” a cargo del
capellán. La última de las actividades de regularidad semanal de algunas her-
mandades era la realización de ejercicios espirituales y actos penitenciales, que
parecen haber estado reservados, con alguna excepción como la Hermandad de
Animas del Socorro, a las órdenes terceras. Desde mediados del siglo XVIII, al-
gunas de estas funciones eran de carácter teatral y denotan una concepción efi-
cientista, tendiente a impactar en la conciencia de los ejercitantes. Por ejemplo,
los terciarios franciscanos simulaban velar a un hermano a quien, tendido en
el suelo en una mortaja, se le rezaban en la penumbra las oraciones mortuorias
acostumbradas41. Era una escenificación de la muerte que convertía el ejercicio
en una experiencia. Las misas y reuniones de oración solían terminar con una
procesión que conllevaba la puesta a la vista pública de la hermandad y por lo
tanto debía trasuntar una imagen adecuada - en términos de la época “lucida”
y “solemne” -, razón por la que los detalles tanto de organización protocolar
como el estado y las características de los elementos que la integraban eran cui-
dadosamente preparados. Los puntos altos de la práctica de las cofradías y los
momentos de mayor exposición pública de su actividad eran las celebraciones
anuales que efectuaba: en primer lugar, por supuesto la del titular, pero también
la Semana Santa y el día de Animas. A esas tres podían agregarse algunas fies-

41 Udaondo 1920: 33.
 
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