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Sztuka Ameryki Łacińskiej — 4.2014

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Dimeo, Carlos: Teatro Evangelizador: memoria, repertorios y prácticas culturales en México hacia el siglo XVI: (actos en/de transferencia)
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https://doi.org/10.11588/diglit.52437#0105
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Teatro Evangelizador

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cos entendieron que el teatro les permitiría hallar un punto de «comunicación»
y de «encuentro» entre conquistador e indígena. Por otro lado, debido a la mar-
cada tendencia que tuvieron las etnias a la realización de festividades, cantos
o bailes, los franciscanos asumieron que el teatro les abriría un amplio espacio
para plantearse y consolidarse ideológicamente. En tal sentido que lo que ini-
cialmente nos anuncia Aracil Varón: «[a]quel teatro representado por los indí-
genas en su propia lengua bajo la tutela de los frailes asumió [...] transmitir de-
terminados planteamientos ideológico-políticos relacionados sobre todo con el
problema de la conquista y su influencia en la posterior organización del poder
colonial»12.
Así, con el objeto de hacer un balance en tomo a los métodos de organiza-
ción cultural e ideológica que se planteó la colonización, se llevan a cabo dos
objetivos imprescindibles a entender: por un lado analizar el efecto de produc-
ción que tendrían esas representaciones escénicas de los hechos bíblicos, la ca-
tcquesis y que ahora se volcarían necesariamente a la lengua náhuatl para ha-
cerlas más «efectivas» en el sentido comunicacional de su objeto, y por otro
lugar, hacer perdurar el avance y despliegue de la empresa cultural que arraigó
la conquista como objeto de su «deseo» ulterior, es decir; no sólo la dominación
por vía efectiva del cuerpo, sino también del pensamiento. Por supuesto que tan
ardua tarea de representación debería obligatoriamente estar acompañada de su
respectivo texto, el cual finalmente sería necesario traducir a la lengua indíge-
na para que cumpliera con sus objetivos a cabalidad. Efectivamente, tal como
nos lo afirma Martha Toriz en su artículo “El teatro de evangelización”13 14: «La
Orden franciscana revestía características tales que sus miembros estaban con-
vencidos de realizar una tarea evangelizadora en lengua náhuatl y por un medio
que lograra conmover a los nativos: la representación en vivo de pasajes del
Evangelio»^. Y si «[...] los frailes [...] creyeron que el castellano, por su ca-
rácter y estructura, era muy diferente de las lenguas indígenas y que difícilmen-
te podría ser asimilado por la mayoría de los indios, en particular ya adultos»15,
pues entonces obviamente llevarlos a la lengua primera era una vasta empresa
que conculcaba con las pretensiones más íntimas de una parte del parecer espa-
ñol; en conclusión hacer del «indio» un hombre adecuado y educado para acep-
tar a la regencia y dominación española como único bastión de su existencia.
El teatro pues surgiría así como un medio de propaganda y de política. Visto
de esta manera es para nosotros el mismo sentido con aquel que Erwin Piscator
nos definió una nueva cosmovisión de los sistemas escénicos, para quién: «lo
12 Varón 2008: 221.
13 Proenza: 2010
14 Las cursivas son nuestras; Proenza, 2010: 1
15 Ricard citado por Toriz en: Proenza 1986: 39.
 
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