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Anna Wendorff
Pero no sólo en las representaciones durante las misas se llevó a cabo esta
“doble conquista”. Lo mismo ocurrió con las iglesias y lugares de culto que
eran levantados a menudo del mismo material y en el mismo lugar que los tem-
plos indios, por ejemplo, la Iglesia de San Francisco en Ciudad de México31.
Otro modelo que nos puede servir de ejemplo, está ubicado en Chalma Distri-
to Federal, lugar en el que durante el tiempo anterior a Cortés era venerado Os-
totoctheotl, el dios de las cuevas, y después de la llegada de los conquistadores
tenía lugar la aparición de Cristo, hecho que aconteció según algunos relatos
de leyendas en el año 1539. A partir de este acontecimiento podemos ver ahora
una gran cantidad de peregrinaciones que se reproducen hoy día con el objeto
de adorar al Cristo crucificado32.
Sugestivas fachadas fueron esculpidas con una única intención de atraer
a los indios hacia el cristianismo. Los sacerdotes franciscanos y jesuítas coloca-
ron a las puertas y a los altares de algunas iglesias imágenes y representaciones,
obteniendo de ellas formas triangulares parecidas a las pirámides de los aztecas
y mayas. Las bautismales en cambio fueron adornadas con motivos pictóricos
propiamente indígenas. Importantes fueron también los espectáculos teatrales
de carácter religioso, que a menudo se mezclaban con música y bailes autócto-
nos. En este sentido es necesario recalcar que el arte para los indígenas era una
forma de expresión de los sentimientos religiosos33.
Las oraciones y los catequismos eran construidos de acuerdo al método
llevado en los antiguos códices. Al mismo tiempo algunas instituciones eran
comunes para la Iglesia Católica y las antiguas creencias, por ejemplo las her-
mandades religiosas que en las parroquias cristianas se ocuparon de la organi-
zación del culto de los santos y del tiempo libre, en las indias realizaron cultos
dedicados a los dioses locales34.
El sincretismo era también favorecido por las diferencias de lenguaje en-
tre los conquistadores y los indios. Los españoles que cristianizaron a los in-
dígenas en principio utilizaron la palabra azteca “Teotl”, en vez de la española
“Dios”, aunque en realidad el significado no era el mismo: Teotl podía cam-
biarse en otros dioses, dividirse en dos, aparecer bajo diferentes formas, muy
al contrario del “Dios” de la doctrina cristiana. Entonces no parece extraño que
los rasgos de los antiguos dioses se sobrepusieran en el carácter percibido del
Dios cristiano35.
31 Osorio-Mrożek 1999: 163.
32 Frankowska 1978: 69.
33 El teatro de un lado ayudó en la evangelización, pero de otro lado contribuyó al sincreti-
smo.
34 Szemiński 1977: 26.
35 Jacórzyński, Wołowski 1995: 54-55.
Anna Wendorff
Pero no sólo en las representaciones durante las misas se llevó a cabo esta
“doble conquista”. Lo mismo ocurrió con las iglesias y lugares de culto que
eran levantados a menudo del mismo material y en el mismo lugar que los tem-
plos indios, por ejemplo, la Iglesia de San Francisco en Ciudad de México31.
Otro modelo que nos puede servir de ejemplo, está ubicado en Chalma Distri-
to Federal, lugar en el que durante el tiempo anterior a Cortés era venerado Os-
totoctheotl, el dios de las cuevas, y después de la llegada de los conquistadores
tenía lugar la aparición de Cristo, hecho que aconteció según algunos relatos
de leyendas en el año 1539. A partir de este acontecimiento podemos ver ahora
una gran cantidad de peregrinaciones que se reproducen hoy día con el objeto
de adorar al Cristo crucificado32.
Sugestivas fachadas fueron esculpidas con una única intención de atraer
a los indios hacia el cristianismo. Los sacerdotes franciscanos y jesuítas coloca-
ron a las puertas y a los altares de algunas iglesias imágenes y representaciones,
obteniendo de ellas formas triangulares parecidas a las pirámides de los aztecas
y mayas. Las bautismales en cambio fueron adornadas con motivos pictóricos
propiamente indígenas. Importantes fueron también los espectáculos teatrales
de carácter religioso, que a menudo se mezclaban con música y bailes autócto-
nos. En este sentido es necesario recalcar que el arte para los indígenas era una
forma de expresión de los sentimientos religiosos33.
Las oraciones y los catequismos eran construidos de acuerdo al método
llevado en los antiguos códices. Al mismo tiempo algunas instituciones eran
comunes para la Iglesia Católica y las antiguas creencias, por ejemplo las her-
mandades religiosas que en las parroquias cristianas se ocuparon de la organi-
zación del culto de los santos y del tiempo libre, en las indias realizaron cultos
dedicados a los dioses locales34.
El sincretismo era también favorecido por las diferencias de lenguaje en-
tre los conquistadores y los indios. Los españoles que cristianizaron a los in-
dígenas en principio utilizaron la palabra azteca “Teotl”, en vez de la española
“Dios”, aunque en realidad el significado no era el mismo: Teotl podía cam-
biarse en otros dioses, dividirse en dos, aparecer bajo diferentes formas, muy
al contrario del “Dios” de la doctrina cristiana. Entonces no parece extraño que
los rasgos de los antiguos dioses se sobrepusieran en el carácter percibido del
Dios cristiano35.
31 Osorio-Mrożek 1999: 163.
32 Frankowska 1978: 69.
33 El teatro de un lado ayudó en la evangelización, pero de otro lado contribuyó al sincreti-
smo.
34 Szemiński 1977: 26.
35 Jacórzyński, Wołowski 1995: 54-55.