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Sztuka Ameryki Łacińskiej — 9.2019

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Szoblik, Katarzyna: El canto a San Francisco o las exequias de Sebastiàn Ramírez de Fuenleal?: una aproximación a llamado "Pipilcuicatl" o "Canto de niños" del manuscrito de "Cantares mexicanos"
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Katarzyna Szoblik

que el único método eficaz de cristianizarlos era a través de sus propios mode-
los culturales, adaptados a las verdades de la fe católica. Como consecuencia,
este mismo año, los frailes fundaron el Colegio de Texcoco, donde empezaron
a reunir a los niños de la nobleza indígena para enseñarlos a leer y escri-
bir, cantar y tañer los instrumentos musicales, y la doctrina cristiana”2. Al mis-
mo tiempo aprendían de ellos las lenguas nativas y recogían información sobre
los antiguos usos, costumbres y creencias. Al trasladarse al Convento de San
Francisco, establecido en 1525 en la Ciudad de México, Pedro de Gante fundó
la capilla abierta de San José de los Naturales, “uno de los principales centros
educadores y evangelizadores de indios hasta la construcción de Santiago Tla-
telolco.”3 Es allá donde, gracias al patio abierto al estilo antiguo, se organizaba
la evangelización a escala masiva. Con la ayuda de sus estudiantes indígenas
Gante reunió varias muestras de la tradición oral prehispánica para aprovechar
sus modelos formales y recursos estilísticos en la creación de los sermones, ca-
tecismos y cantos en honor a Dios y a los santos. Anales de Juan Bautista, un
texto náhuatl de mediados del siglo XVI, informa sobre varias fiestas cristianas
celebradas con adornos tradicionales y cantos entonados en lengua náhuatl. En-
tre ellas se menciona la siguiente:
“Septiembre de 1567, entonces estudiaron el canto la gente de la iglesia,
estudiaron el pipilcuicatl, allá en el templo estudiaban por mandato de
nuestro padre fray Pedro de Gante, dijo: se interpretará cuando salga la
fiesta de San Francisco, convocaré a todas partes. ¿Qué pensarán de no-
sotros las gentes de todos los pueblos? Y la gente de la iglesia daba de
comer en el templo a los cantores macehuales para enseñarlos. Y cuan-
do se celebró la fiesta de San Francisco, en sábado, precisamente enton-
ces se interpretó. Los que hicieron bailar a la gente, fueron la gente de la
iglesia, Francisco Quetzalayatl, Francisco Matlalacaca, Andrés Motecpi-
llitohua, Juan Totococ y Juan Martín. Y cargaron insignias, casco y escu-
dos (...) y los ornamentos sagrados, dalmáticas de dos tipos, una amari-
lla y otra colorada.”4
El canto del mismo nombre, que será objeto de estudio en el presente tra-
bajo, se encuentra registrado en el manuscrito proveniente del último cuarto del
siglo XVI, titulado Cantares mexicanos -una colección de textos en náhuatl
de origen, temática y grado de europeización muy variados-. Aunque en nin-
guna parte ostenta el nombre del recopilador de los cantos registrados en ese

2 Mendieta 1999: 608.
3 López de la Torre 2016: 5.
4 Reyes García 2001: 164-165.
 
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