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Sztuka Ameryki Łacińskiej — 9.2019

DOI article:
Szoblik, Katarzyna: El canto a San Francisco o las exequias de Sebastiàn Ramírez de Fuenleal?: una aproximación a llamado "Pipilcuicatl" o "Canto de niños" del manuscrito de "Cantares mexicanos"
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¿El canto a San Francisco o las exequias de Sebastián Ramírez de Fuenleal? 53

Llevo a cuestas al papagayo amarillo precioso. Has sido echado en la
arena, oh sobrino mío. Por eso, seguramente, vienes trayendo tus buenos
cantos. Son llevados, son llevados, ¡alegraos! ¡Levántense los buenos
cantos! Tal vez así sean cantados, oh niñitos: el tambor señorial, nuestras
sonajas de madera son llevados, son llevados.78
Se mantiene el ámbito de la fiesta y canto. Quetzaltoztli es una palabra for-
mada por quetzalli „pluma preciosa” y toztli “papagayo de plumaje muy amari-
llo y resplandeciente”79 (y por extensión “cosas amarillas”). En conjunto podría
ser traducido como “ave/cosa preciosa, amarilla y resplandeciente” y funcionar
como una metáfora del Niño Jesús. Esta hipótesis interpretativa la apoya, al pa-
recer, la frase que sigue. El cantor se dirige en ella al que “ha sido echado en la
arena” y unos versos más arriba fue el Niño Jesús quien estaba descrito como
“el que va a descender sobre arena” (xaltemoctó).
Por otro lado, como se ha explicado anteriormente, una de las caracterís-
ticas de la tradición oral es la reelaboración de los modelos antiguos para los
fines nuevos. Lo que quiero proponer aquí es que el fragmento citado arriba y
el que sigue podían formar parte de un canto originalemnte mucho más anti-
guo, tal vez relacionado con los rituales celebrados cada cuatro años durante el
mes Izcalli. Era el tiempo cuando se sometía a los niños pequeños a una serie
de ritos que los incorporarían a la sociedad y propiciarían su crecimiento. Entre
otros, como reportan los informantes de Sahagún, se los decoraba con plumas
amarillas de papagayo toztli para someterlos al rito de agujeramiento de las ore-
jas. Después de la adaptación a las necesidades cristianas, esa imagen del niñi-
to bellamente ataviado con plumas resplandecientes del color del Sol y del oro,
bien podía llegar a convertirse en la metáfora del Niño Jesús.
No obstante, este no es el único vinculo con Izcalli que se ve en este can-
to, pues los versos que siguen dicen:
Tocoto Cotiti tocoto cotititi quiti quiti
Y ma ónahahuialo ticcahua o antecpilhuaniy ma hualnequetzaloymaya
oncenpatihua tictlatlauhtizque ycelteotl y ęanio y ye onca ytloc y nahua-
que ao ceceliztoqui a yn iye xochitl onca toconhutequizque in tecoęauh-
tic xochipapalotl ohaye ho aya yeha. Tlatlapalpoalti a y pipiltzitzinti y
huexotzincay camohpaltic huitztecolxochipaltic aya ixpan onquięa ycel-
teotl y ęanio y ye oca ęan tzinitzcáy celizticac ooy cempoalxochitl.
¡Que haya alegría! ¡Somos hermanos! ¡Sois príncipes! ¡Hágase el levan-
tamiento! ¡Hágase el ordenamiento en una fila! Le rogaremos al Dios
Único, solamente allí, cerca de Él, junto a Él están brotando las flores.

78 Cantares mexicanos 1994, fol. 48r, trad, de la Autora.
79 Sahagún 1950-1982, XI: 23.
 
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