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GEORG LEHNERT
Capítulo X
Arte del esmalte
El esmalte campeado en cobre, en el que tanto
se distinguieron las artes industriales románicas, se
mantiene hasta fines de la Edad Media, pero sólo en
el período protogótico crea todavía trabajos de notable
valor, especialmente en las labores de Limoges, que pre-
sentan figuras en esmalte rojo con contornos dorados
sobre fondo azul. Este esmalte adquiere también carta
de naturaleza en Viena, donde aparecen trabajos de esta
índole admirablemente diseñados, como el copón que
un desconocido orfebre vienés ejecutó para la catedral
de Neuburgo. En este estilo protogótico aparece tam-
bién el esmalte en cobre, al parecer por primera vez en
Italia, donde se le emplea para adornar cajas de reli-
quias y cruces. Sin embargo, el esmalte en cobre se ve
obligado a retroceder en todas partes ante el esmalte
argénteo.
Éste no es en su origen más que una versión del
esmalte de cobre en plata, pero utilizando el esmalte
translúcido. Con esto no se consiguió un verdadero pro-
greso, porque se dejaba el fondo plano y los colores se
separaban unos de otros por medio de laminillas de
metal sobredorado. Por consiguiente, se perpetúa la
misma técnica y estilo que en la época románica. El
estilo protogótico trae otra innovación, cuando sin
separar los colores unos de otros por medio de laminillas
GEORG LEHNERT
Capítulo X
Arte del esmalte
El esmalte campeado en cobre, en el que tanto
se distinguieron las artes industriales románicas, se
mantiene hasta fines de la Edad Media, pero sólo en
el período protogótico crea todavía trabajos de notable
valor, especialmente en las labores de Limoges, que pre-
sentan figuras en esmalte rojo con contornos dorados
sobre fondo azul. Este esmalte adquiere también carta
de naturaleza en Viena, donde aparecen trabajos de esta
índole admirablemente diseñados, como el copón que
un desconocido orfebre vienés ejecutó para la catedral
de Neuburgo. En este estilo protogótico aparece tam-
bién el esmalte en cobre, al parecer por primera vez en
Italia, donde se le emplea para adornar cajas de reli-
quias y cruces. Sin embargo, el esmalte en cobre se ve
obligado a retroceder en todas partes ante el esmalte
argénteo.
Éste no es en su origen más que una versión del
esmalte de cobre en plata, pero utilizando el esmalte
translúcido. Con esto no se consiguió un verdadero pro-
greso, porque se dejaba el fondo plano y los colores se
separaban unos de otros por medio de laminillas de
metal sobredorado. Por consiguiente, se perpetúa la
misma técnica y estilo que en la época románica. El
estilo protogótico trae otra innovación, cuando sin
separar los colores unos de otros por medio de laminillas