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https://doi.org/10.11588/diglit.67618#0204
200
GEORG LEHNERT
inventó en la oficina de Aldo, en 1468, la escritura latina
perpendicular impresa o antigua, y en 1501, según un
manuscrito de Petrarca, la letra latina oblicua, la cur-
siva. En 1476 se empleó ya en Milán una composición
de letras griegas. Entonces no existía, como hoy, la
fundición de tipos, sino que los mismos impresores
fundían los que necesitaban. La importancia que
entonces se atribuía a la impresión de libros se explica
también porque muchas veces los Estados concedían
privilegios a los impresores eximiéndolos de ciertos im-
puestos, etc.
Capítulo VI
El grabado ornamental
Para juzgar bien una época, y especialmente para
juzgar bien lo que los hombres de esa época han creado,
se debe preguntar siempre qué medios de comunicación
material e intelectual tuvieron a su alcance, pues de
esto depende en gran parte el nivel de sus producciones.
El Renacimiento italiano empleó como medios de comu-
nicación material el caballo, el carro y el barco, y la
palabra hablada o escrita como medio de comunicación
intelectual. En apariencia, no pudo llegar, por consi-
guiente, mucho más lejos que los antiguos. Sin embargo,
en realidad no sucedió así, pues los conocimientos geo-
gráficos se hicieron más amplios y profundos, introdu-
jéronse grandes perfeccionamientos en la navegación,
GEORG LEHNERT
inventó en la oficina de Aldo, en 1468, la escritura latina
perpendicular impresa o antigua, y en 1501, según un
manuscrito de Petrarca, la letra latina oblicua, la cur-
siva. En 1476 se empleó ya en Milán una composición
de letras griegas. Entonces no existía, como hoy, la
fundición de tipos, sino que los mismos impresores
fundían los que necesitaban. La importancia que
entonces se atribuía a la impresión de libros se explica
también porque muchas veces los Estados concedían
privilegios a los impresores eximiéndolos de ciertos im-
puestos, etc.
Capítulo VI
El grabado ornamental
Para juzgar bien una época, y especialmente para
juzgar bien lo que los hombres de esa época han creado,
se debe preguntar siempre qué medios de comunicación
material e intelectual tuvieron a su alcance, pues de
esto depende en gran parte el nivel de sus producciones.
El Renacimiento italiano empleó como medios de comu-
nicación material el caballo, el carro y el barco, y la
palabra hablada o escrita como medio de comunicación
intelectual. En apariencia, no pudo llegar, por consi-
guiente, mucho más lejos que los antiguos. Sin embargo,
en realidad no sucedió así, pues los conocimientos geo-
gráficos se hicieron más amplios y profundos, introdu-
jéronse grandes perfeccionamientos en la navegación,