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https://doi.org/10.11588/diglit.67618#0203
HISTORIA de las artes industriales
199
trabajos tipográficos aparecen en gran número y con
rica variedad las portadas, ilustraciones, cabeceras y
márgenes, iniciales y mayúsculas, viñetas o colofones
y monogramas o marcas del impresor. La ornamentación
del Renacimiento se manifiesta ricamente con este mo-
tivo. Este entusiasmo por la ornamentación de los
trabajos tipográficos es el término natural de la ten-
dencia de la Edad Media hacia la ornamentación de las
obras caligráficas (lám. XVII).
La impresión de libros se conoció en Italia por con-
ducto de Alemania. Ya en 1464 Conrado Sweynheim
y Amoldo Pannartz fundaron en Subiaco la primera
imprenta, que tres años después se trasladaba a Roma.
En 1469 Juan de Spira instaló la primera imprenta
veneciana. Hacia 1500 exist ían ya en Bolonia 43 impren-
tas, y en Venecia más de 200. Naturalmente, no todas
fueron grandes oficinas, pues entonces se empleaba aún
la prensa de madera a mano, ocupándose en ellas, por
consiguiente, pocos dependientes. Sin embargo, muchos
de los impresores y editores de Venecia —• los impre-
sores entonces eran también editores — dispusieron de
grandes talleres, como Aldo Manutio (1449-1515), cuyas
admirables impresiones «aldinas » gozan aún hoy de
gran estimación. Los impresores italianos imprimieron
con preferencia los escritos de los humanistas y de los
eruditos contemporáneos. No obstante, todos estos sabios
escribieron en latín y para la reproducción de este idioma
no era muy apropiada la escritura impresa alemana
resultante de la evolución de la gótica minúscula, la
llamada letra quebrada (Fraktur). Por esta razón se
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trabajos tipográficos aparecen en gran número y con
rica variedad las portadas, ilustraciones, cabeceras y
márgenes, iniciales y mayúsculas, viñetas o colofones
y monogramas o marcas del impresor. La ornamentación
del Renacimiento se manifiesta ricamente con este mo-
tivo. Este entusiasmo por la ornamentación de los
trabajos tipográficos es el término natural de la ten-
dencia de la Edad Media hacia la ornamentación de las
obras caligráficas (lám. XVII).
La impresión de libros se conoció en Italia por con-
ducto de Alemania. Ya en 1464 Conrado Sweynheim
y Amoldo Pannartz fundaron en Subiaco la primera
imprenta, que tres años después se trasladaba a Roma.
En 1469 Juan de Spira instaló la primera imprenta
veneciana. Hacia 1500 exist ían ya en Bolonia 43 impren-
tas, y en Venecia más de 200. Naturalmente, no todas
fueron grandes oficinas, pues entonces se empleaba aún
la prensa de madera a mano, ocupándose en ellas, por
consiguiente, pocos dependientes. Sin embargo, muchos
de los impresores y editores de Venecia —• los impre-
sores entonces eran también editores — dispusieron de
grandes talleres, como Aldo Manutio (1449-1515), cuyas
admirables impresiones «aldinas » gozan aún hoy de
gran estimación. Los impresores italianos imprimieron
con preferencia los escritos de los humanistas y de los
eruditos contemporáneos. No obstante, todos estos sabios
escribieron en latín y para la reproducción de este idioma
no era muy apropiada la escritura impresa alemana
resultante de la evolución de la gótica minúscula, la
llamada letra quebrada (Fraktur). Por esta razón se