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https://doi.org/10.11588/diglit.67618#0162
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GEORG LEHNERT
manera que, una vez seco el cuero, los contornos limi-
taran el diseño con ranuras claramente perceptibles.
En la labor de repujado se diseñan también por inci-
sión los contornos de las figuras o la decoración de follaje
o de roleos propia del estilo gótico, con los que se relle-
nan las superficies y se ensanchan con el cuchillo aplas-
tando los bordes hacia los lados. Después se ejecutan
las escenas o el adorno como en relieve, para lo cual el
cuero humedecido se oprime por la parte de la carne
abollándolo mediante herramientas de acero. Una vez
seca la piel, adquieren las protuberancias de modo defi-
nitivo más o menos relieve ; el dorso se reviste con una
substancia cohesiva hecha de cola y serrín o una mezcla
análoga. El fondo que queda entre las protuberancias se
rellena con un dibujo labrado a golpes de punzón en
forma de puntos, discos, estrellas, cruces, etc., unos junto
a otros. La piel así adornada se utiliza después ya en
la elaboración de los objetos anteriormente nombrados,
o bien revistiendo una caja fabricada de delgadas y ma-
cizas tablas (fig. 65). Mientras en Alemania se utiliza
el cuero zurrado de buey, por lo general de su color na-
tural claro o intermedio que después se oscurece por el
uso, en Francia se recurre con preferencia al dorado y a
la policromía, especialmente en el cuero labrado.
Para encuadernación de libros la época gótica elige
la piel de buey, ternera o cerdo, que se decora con inci-
siones o cortes o con motivos estampados, esto es, con
un dibujo conseguido mediante impresión de matrices
de bronce o latón en caliente sobre el cuero. El dibujo de
estas matrices o filetes se introduce profundamente en
GEORG LEHNERT
manera que, una vez seco el cuero, los contornos limi-
taran el diseño con ranuras claramente perceptibles.
En la labor de repujado se diseñan también por inci-
sión los contornos de las figuras o la decoración de follaje
o de roleos propia del estilo gótico, con los que se relle-
nan las superficies y se ensanchan con el cuchillo aplas-
tando los bordes hacia los lados. Después se ejecutan
las escenas o el adorno como en relieve, para lo cual el
cuero humedecido se oprime por la parte de la carne
abollándolo mediante herramientas de acero. Una vez
seca la piel, adquieren las protuberancias de modo defi-
nitivo más o menos relieve ; el dorso se reviste con una
substancia cohesiva hecha de cola y serrín o una mezcla
análoga. El fondo que queda entre las protuberancias se
rellena con un dibujo labrado a golpes de punzón en
forma de puntos, discos, estrellas, cruces, etc., unos junto
a otros. La piel así adornada se utiliza después ya en
la elaboración de los objetos anteriormente nombrados,
o bien revistiendo una caja fabricada de delgadas y ma-
cizas tablas (fig. 65). Mientras en Alemania se utiliza
el cuero zurrado de buey, por lo general de su color na-
tural claro o intermedio que después se oscurece por el
uso, en Francia se recurre con preferencia al dorado y a
la policromía, especialmente en el cuero labrado.
Para encuadernación de libros la época gótica elige
la piel de buey, ternera o cerdo, que se decora con inci-
siones o cortes o con motivos estampados, esto es, con
un dibujo conseguido mediante impresión de matrices
de bronce o latón en caliente sobre el cuero. El dibujo de
estas matrices o filetes se introduce profundamente en